Telefónica, la fibra y el mito de las dos Españas digitales

Durante 2014 Telefónica se planteó el objetivo de que hubiera 13 millones de hogares con acceso a su fibra para 2016. Resulta que en 2015 ya lo consiguió. Por el camino, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) propuso una revisión del mercado de acceso mayorista que regula la banda ancha. Es decir, que Telefónica abra su red para que Vodafone, Orange o quien sea ofrezca una oferta de fibra alternativa. La compañía presidida por César Alierta se revolvió y aseguró que replantearía su estrategia de inversión. Casi dos años después ha desplegado más fibra de la que había en sus planes.

La pregunta es clara: Después de que Bruselas haya dado el visto bueno a la revisión del mercado mayorista de banda ancha, y Telefónica advirtiera de que pondría en revisión sus inversiones en materia de fibra, ¿detendrá drásticamente su inversión?

Si atendemos a lo sucedido hasta ahora, parece que no. Concretamente, en abril de 2014 Telefónica hacía oficiales sus planes de despliegue. Para finales de 2015, el objetivo era alcanzar los 8 millones de hogares pasados con fibra. Sin embargo, hicieron una revisión temprana, y fijaron finalmente la cifra en 10,5 millones de hogares. El resultado final está en los 13 millones que pronosticaron para 2016. Por lo tanto han cumplido con la cifra antes de finalizar el año.

¿Y por qué no iba Telefónica a cumplir sus planes? A finales de 2014 la CNMC hizo pública su propuesta para regular el mercado mayorista de banda ancha. Esto implicaba que Telefónica tendría que abrir su red de fibra a los competidores para que estos pudieran replicar la oferta y asegurar que los precios no suban. Es decir, el regulador fijó una serie de ciudades donde estimaba que había competencia y que por lo tanto cada compañía debería desplegar sus redes, pero creyó que en otras localidades el operador azul debería dejar que los rivales accederían a su red a través de una oferta mayorista.

Esto provocó de inmediato la reacción airada de Telefónica. Aseguró que ante esa situación regulatoria, en la que tendría que abrir su red (menos en 9 ciudades, que al final han sido 66), dejaría de invertir (como tenía previsto).

Ha pasado un año y medio y la realidad ha sido distinta. Telefónica, además de implementar nueva infraestructura en las ciudades desreguladas (66, un 35% de la población), también ha llevado la fibra a las zonas donde la CNMC pretende aplicar la regulación de acceso mayorista. Es decir, la primera “amenaza” de Telefónica, por el momento, se ha saldado con un mayor número de hogares que pueden acceder a la fibra.

Y qué va a pasar ahora, ¿habrá dos Españas digitales?

Es difícil pronosticar si Telefónica recortará su inversión en fibra o no. Fuentes del sector argumentan que el incumbente tiene todavía ideas de empresa pública y que seguramente seguirá invirtiendo tanto en las zonas reguladas como en las que no. Para ellos lo importante es tener red en la mayor parte del territorio español.

Por otro lado, queda la duda sobre qué haría Telefónica si no hubiese ningún tipo de regulación. Es decir, aunque no tuviera que abrir su red a Vodafone u Orange, por ejemplo, ¿seguiría invirtiendo dinero en las comarcas de Cuenca o Zamora donde todavía no hay fibra? Al final hay criterios de rentabilidad a los que una compañía debe obedecer, y por lo tanto, parece que la regulación de la CNMC no será quien marque la agenda de Telefónica.

Además, hay que añadir dos factores que llevan a pensar que la teoría de las dos Españas tecnológicas es difícil que se cumpla:

  • Pese a que las subvenciones y ayudas públicas no deben ser una solución, todos los partidos políticos se han posicionado abiertamente a favor de hacer llegar la banda ancha a toda España. Desde el Partido Popular al último pacto firmado por PSOE y Ciudadanos. Así pues, y aunque no sea la prioridad, en la agenda de los partidos está conseguir que las pymes, los autónomos y cualquier ciudadano de España tenga acceso a internet.
  • Otro factor a tener en cuenta es que del actual despliegue de fibra de Telefónica, que ronda los 13 millones de hogares, el 40% de los mismos están fuera de la zona competitiva. Es decir, más de 5 millones de hogares se encuentran al margen de esas 66 ciudades. Por lo tanto, se puede decir que hay fibra de sobra para garantizar que no habrá dos Españas, al menos por el momento.

Y no solo eso. Sería ingenuo pensar que las prioridades de Telefónica son las comarcas de Cuenca o Zamora. El compromiso adquirido para llevar fibra a casi toda España tenía como horizonte el 2020. En los dos últimos años, y como destaca la CNMC en su comunicado de este jueves, se ha pasado de 9 a 34 ciudades, y finalmente a 66 las que quedan desreguladas. Si tenemos en cuenta que para calificar de «competente» una ciudad tiene que haber un mínimo de tres operadores, significa que ninguno ha dejado de invertir. Por lo tanto, no parece que en la mente de las tres grandes compañías esté la intención de publicitar sus redes en solo la mitad de España.

Cuestión aparte, y más de ingenuos todavía, es creer que no habrá una pequeña brecha digital en regiones de difícil acceso geográfico o dispersión demográfica. No obstante, ahí será donde el dinero público deberá actuar.

Lo que falta por saber

Una de las cuestiones más importantes que faltan por conocerse de esta nueva propuesta de regulación tiene que ver con los precios mayoristas a los que tendrá que poner Telefónica su red fuera de las 66 ciudades no reguladas. El operador fijará la oferta con la supervisión de la CNMC.

Una vez que se conozcan será, seguramente, cuando los operadores tomen o no la decisión de seguir invirtiendo. O mejor dicho, de invertir más de lo que tenían previsto o mantener sus planes, tal y como se ha visto hasta ahora, donde revisión tras revisión -como también es el caso de Orange- han aumentado el despliegue.

Y qué dice la competencia

El primero en pronunciarse sobre la propuesta del regulador ha sido Vodafone. El operador rojo ha valorado positivamente la regulación mayorista de los mercados de banda, ya que considera que refleja un equilibrio «justo y razonable» entre garantizar una competencia efectiva e incentivar la inversión eficiente.

«Supone un equilibrio justo y razonable entre la necesidad de garantizar una competencia efectiva y sostenible en los mercados de redes de nueva generación y la existencia de un incentivo y de una retribución a la inversión eficiente, imprescindible para desplegar, gestionar y mantener esas redes», han señalado a Europa Press fuentes de la empresa. Vodafone ha remarcado que un marco adecuado y estable como el que presenta esta regulación resulta «imprescindible» para asegurar el despliegue en España de redes de nueva generación, que tanto impacto tienen en la economía digital y en el desarrollo social de un país.

Aquí es donde Telefónica puede sacar los espolones y preguntar “qué despliegue”, cuando tienen que ser ellos los que abran el camino en zonas de dudosa rentabilidad que después, o bien deben dar acceso mayorista, o quizá no consigan retornar el dinero de la inversión.

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