Da lo mismo cómo se mire, 2016 fue un año mejorable para Telefónica. El operador azul tuvo que dar la cara a varios frentes de diversa índole, y en casi todos salieron las cosas torcidas.
La frustrada venta de la filial británica O2, con los prejuicios de Bruselas; la fallida colocación en Bolsa de Telxius; y una competencia que cada vez tiene más capacidad económica. Bajo ese panorama, la compañía puede que haya empezado a enmendar la situación desde principio de año.
Las exigencias y premuras con las que llegaba el presidente sucesor de César Alierta, irán poco a poco dando sus frutos. Exigir a José María Álvarez-Pallete que hiciera desaparecer la deuda de Telefónica, sobre los 50.000 millones de euros, como un trilero hace desaparecer la bolita, era bastante irreal.
Todos los frentes, tanto la venta de O2; como la OPV de Telxius, salían con el pie izquierdo. Por eso, quizá lo mejor era rearmar el frente y buscar nuevas soluciones. La primera de ellas parece estar en marcha.
En concreto, Telefónica confirmó el viernes que ha recibido varias ofertas para la adquisición de una participación en su filial Telxius Telecom. En un hecho relevante remitido a la CNMV, el operador dijo que está en proceso de negociación y análisis de las diversas alternativas presentadas. En la víspera, fuentes conocedoras de las negociaciones dijeron a Reuters que la operadora española estaba negociando con los fondos KKR, CVC y Ardian y el fondo soberano singaporense GIC, que pujan de forma individual y en distintos consorcios para comprar una participación de hasta el 49% en Telxius.
Un futura muesca en el revolver de Pallete. Falta la siguiente: O2. Según diversos analistas consultados por Europa Press, la desinversión en la filial británica sería necesario (y positivo). Por el momento se desconoce la forma y fondo de cómo lo hará. Pero está claro que lo hará.
Y por último, tiene que lidiar con su competencia. Con la obligación a abrir sus redes de fibra en forma de acceso mayorista, tanto Vodafone como Orange podrán llegar a los mismos lugares. Luego se pierde el efecto de operador único. Eso va a provocar que tenga que invertir rápido, desplegar rápido y conseguir clientes rápido. Si esto lo lleva a cabo, puede poner la pica en miles de localidades donde los otros dos tardarán en llegar.
Telefónica debe estar de vuelta si no quiere otro año de sobresaltos.