Los barones piden que la consulta a la militancia sea clara e incluya todas las aristas de cualquier acuerdo. Se extiende el rumor de que los independentistas puedan despejarle el camino ausentándose de la sesión de investidura.
Pedro Sánchez cosechó ayer una victoria que puede ser más mediática o simbólica que real y una derrota que, de no ser investido presidente, puede poner fin a su etapa como líder del PSOE. La primera emana de la hábil maniobra con que buscó sacudirse la presión de los barones y ganar margen para tratar de ser presidente del Gobierno. Consultar cualquier pacto a la militancia es un efectista golpe de efecto que le puede liberar de la fiscalización del partido en sus negociaciones con Podemos. El cariz sorpresivo con que la presentó le permitió además marcar la agenda y que todo el foco se pusiera ahí.
Quedó en segundo plano la derrota, producida minutos antes y que si no sale todo como espera puede ser mucho más importante para el devenir del actual secretario general. Su liderazgo se someterá a juicio el 8 de mayo, al menos seis semanas antes de las elecciones generales en que puede devenir el bloqueo institucional y que no pocos en el PSOE dan por seguras. No es mucho tiempo para lanzar un candidato alternativo, pero ahora tal cosa puede hacerse, mientras que con el calendario que Ferraz tenía en mente (congreso federal el 19 de junio) era sencillamente imposible.
Sánchez no entiende la «prevención» de sus compañeros y reitera que no pactará con los secesionistas
“Esto es lo que hay y esto es lo que va a haber”, cuentan fuentes socialistas que César Luena espetó a los secretarios de Organización territoriales el viernes sobre el calendario oficialista. Numerosas baronías -con la andaluza a la cabeza- se opusieron a que el congreso se celebrara tan tarde y Luena se levantó de la mesa con esa advertencia. Los críticos querían tener margen para relevar al líder en caso de que se repitan los comicios y echaron un pulso que acabaron ganando el sábado.
Ferraz comprobó que su propuesta estaba en minoría en el Comité Federal y reculó para evitar una sonrojante derrota en la votación. Primarias a secretario general el 8 de mayo; congreso federal para proclamar al ganador del 20 al 22 del mismo mes. Sánchez deberá llegar ahí investido presidente del Gobierno o habrá sido el secretario general más efímero en la historia del PSOE. En caso de que haya que acudir de nuevo a las urnas, la intención de la dirección es aplazar el cónclave y priorizar las primarias para elegir candidato a La Moncloa.
Las reservas de Susana Díaz
Para lograr sus propósitos, Sánchez se sacó de la manga una consulta a la militancia que pueden ser meros fuegos artificiales y que cogió a todo el mundo con el pie cambiado. La dirección no se lo había comunicado a las federaciones en las reuniones mantenidas a lo largo de la semana. “¿Qué va a consultar? ¿Un acuerdo con Podemos o con Ciudadanos (con los dos a la vez es imposible) sin mayoría suficiente para una investidura y además con el riesgo de perderlo ante la militancia?”, se preguntaba otra fuente socialista. Unas reservas que la propia presidenta andaluza, Susana Díaz, planteó en público. «Pido claridad, transparencia y que se conozca en profundidad de qué estamos hablando, cuáles y cómo serán los acuerdos» antes de someterlos a votación, reclamó tras saludar la iniciativa.
Y es que pedir el aval de la militancia a un pacto con Podemos (159 escaños en total) puede esconder que la investidura saldrá adelante gracias al independentismo. Comienza a estar extendido el rumor de que se ha sondeado la no concurrencia de los secesionistas catalanes (17 diputados en total) a la sesión de investidura, espantada que justificarían argumentando que no les compete decidir sobre el Gobierno de un estado al que dejarán de pertenecer en unos meses.
La maniobra despejaría el camino de Sánchez y podría haberse pactado en secreto. Díaz se hizo eco de ello en su intervención ante el Comité Federal y aseguró que no le “valdría” alcanzar La Moncloa pagando ese “peaje”. Fue la primera en dar la réplica a Sánchez y quien marcó el camino de otros barones críticos.
«Pido claridad y transparencia» en la consulta, subraya la presidenta de Andalucía
Los presidentes de Asturias y de Aragón, Javier Fernández y Javier Lambán, también se opusieron al entendimiento con el secesionismo. No aceptarán que se acceda al poder gracias a ERC y/o DiL, postura a la que Sánchez respondió afirmando que no entiende tanta “prevención” cuando ha dejado claro que no buscará esos apoyos. Pero es que la teoría de la ‘espantada’ ha calado hondo. La dirección socialista lo niega e insiste en que se centrará en articular una mayoría “progresista” junto a Pablo Iglesias y Albert Rivera.
Ningún barón se opuso a la consulta -quién va a oponerse a que las bases participen-, pero sí hubo quien en privado criticó la “huida hacia adelante” que supone. Según esta versión del sector crítico, lo que Sánchez trató de hacer ayer es eclipsar la derrota del calendario congresual y ganar tiempo para jugar su última baza. Si el Rey propone su nombre para ser investido, se lanzará a negociar con Podemos y Ciudadanos. Si no le sale ese complicado pacto a tres, las nuevas elecciones estarán a la vuelta de la esquina.
Es difícil imaginarse a Susana Díaz dejando Andalucía y llevando el cartel socialista en unos comicios complicadísimos para su partido pero más inimaginable aún es que el sector crítico se quede quieto. Lo más probable es que postulara otra alternativa y ya empiezan a sonar los nombres de Carme Chacón y Eduardo Madina. Este último fue uno de los más aplaudidos ayer en el Comité Federal.