Cada vez más empresas utilizan los perfiles en redes sociales no solo para comprobar la idoneidad de sus candidatos; la última tendencia, y que cada vez va más allá, es buscar a ‘influencers’, personas populares en Facebook, Twitter o Linkedin, capaces de mejorar la imagen de su marca.
Desde hace unos años, la mayoría de los departamentos de selección de personal vienen haciendo rastreos en los perfiles de sus candidatos por redes sociales. El objetivo en esencia es trazar un retrato ajustado de cómo es realmente esa persona más allá de la entrevista de trabajo y comprobar que no es negativo: ¿Sale mucho de bares por las noches? ¿Viaja? ¿Tiene amigos? ¿Cuáles son sus aficiones? Tal como reconoce una de las responsables de Recursos Humanos de una de las multinacionales españoles de la Energía, «es muy importante estar ahí y no solo eso, sino estar activo».
¿Cómo de importante es tener un perfil en redes sociales adecuado? Basta decir que en cualquier proceso de selección, lo más probable es que consulten tu presencia en Facebook, Twitter, Instagram o Linkedin. Al menos seis de cada diez empresas ya tienen en cuenta la huella digital de los candidatos a la hora de contratarles, según un reciente estudio del portal de empleo Infojobs, que también incide en que un 23% de las compañías españolas ya contratan a través de las propias redes sociales.
Ya no vale decir que no quieres estar en redes sociales. «Internet se ha convertido en una herramienta fundamental para las empresas. Permite conocer quién hay detrás de un nombre. Aporta transparencia. Los candidatos tienen que ser conscientes y darse cuenta de que las empresas pueden buscar qué hacen y quiénes son, por lo que tienen que cuidar su imagen digital», explica Jaume Gurt, director general de Infojobs.
Vende la empresa por mí
Si la reputación efectivamente no es negativa, la mayoría de empresas y profesionales del recruiting se han acostumbrado a ir a un segundo nivel: buscar a personas con madera de «embajadores» de sus marcas. Es decir, trabajadores ya no sólo que estén presentes en redes sociales como Linkedin, Facebook o Twitter, sino que sean capaces de «transportar el contenido de su empresa a sus contactos. En este caso, cuanto más comprometida esté esa persona, mejor», explica Aziz Zaghnane, director de Márketing de Lee Hecht Harrison, consultora de recolocación y gestión del talento del Grupo Adecco.
Pero hay empresas que no han tenido suficiente con ver tu pefil, comprobar que es adecuado y además medir tu capacidad de actuar como un embajador para ellos. La última tendencia, cada vez más extendida es la capacidad de ser un ‘influencer’, tal como han señalado a SABEMOS especialistas del sector del reclutamiento de empleados. Una tendencia que comenzó en Estados Unidos, pero que se está extendiendo cada vez más sobre todo en pequeñas y medianas empresas españolas.
Mejor cuantos más seguidores y prestigio
El tamaño importa. Sobre todo si se refiere a lista de seguidores en redes sociales que puedes acreditar. Esta popularidad se traduce en posibles impactos sobre otras personas (y a su vez en otras) y en la capacidad de ejercer una influencia, se supone que positiva, respecto a un grupo no pequeño de personas. En profesiones como el periodismo, el márketing, las ventas o aquellas relacionadas con las nuevas tecnologías es cada vez más frecuente encontrar el requisito de ser un influencer para optar a un determinado puesto.
El fenómeno aún no está cuantificado, pero es imparable, según los expertos consultados por SABEMOS. «Efectivamente hay determinados sectores que valoran cada vez más que el candidato tenga una importante presencia en las redes sociales. En Estados Unidos ya piden para determinados puestos un ‘klout’ [un medidor de la influencia en RRSS] mínimo, y no nos extrañaría que esta práctica se importase. Es importante para colectivos como el de los comerciales, en los cuales una buena presencia en redes añade posibles futuros clientes para los productos de la empresa contratadora», señala Jaume Gurt.
Estas personas influyentes no sólo lo son en el mundo digital, ya que tal y como explica Aziz Zaghnane, «siempre que hay un ámbito online hay también otro offline. Los influencers normalmente crean también contenido propio [no solo lo transportan como los embajadores] y esto es algo especialmente valorado por cada vez más empresas, ya que esto les repercute de manera positiva. Se busca este tipo de perfiles por su know how, su habilidad para construir relatos…». En empresas innovadoras como Google o Apple esta práctica ya es la habitual, y muchas pymes de base tecnológica y startups en España también lo están desarrollando.
Si el número de followers puede ser decisivo, entonces se desvela un incentivo claro a incrementar el número de seguidores de forma no orgánica. Son numerosos los servicios que prestan consultoras y aplicaciones de pago para aumentar de forma artificial los seguidores en redes como Twitter o Facebook. ¿Serán capaces los reclutadores de distinguir a los verdaderos influencers?