El Pepephone de Teherán o el MásMóvil de Tabriz pueden ser una realidad muy pronto en el mercado de las telecomunicaciones de Irán. Y es que el regulador iraní tiene abierta la convocatoria para obtener licencias de Operadores Móviles Mirtuales (OMV) con el fin de mejorar la competencia.
“Mejorar la competencia, aumentar la calidad de servicio (QoS), cubrir las necesidades de los clientes y promover la innovación y los servicios de valor añadido para el mercado móvil del país”. Estos son los objetivos por los cuales la Autoridad Reguladora de Comunicaciones (CRA) de la República Islámica de Irán ha invitado a todos los interesados a solicitar una licencia de operador para comercializar servicios de telecomunicaciones como OMV.
La licitación de licencias llevaba abierta desde el mes marzo, es decir, nada ha tenido que ver el acuerdo de Irán sobre sus programas nucleares con las potencias del G5+1 (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania) para que todo esto se lleve a cabo, pero no hay duda de que se trata de un paso más para alcanzar la normalidad en un país con ciertas convulsiones geopolíticas.
Y no solo geopolíticas, sino también sobre simples cuestiones de apertura tecnológica y social. Hace apenas un año en Irán la conexión a internet móvil era con tecnología 2G (en el mejor de los casos) y no en todas las regiones. El gran avance llegó cuando el presidente de la república islámica, Hassan Rouhani, anunció en septiembre de 2014 que las redes 3G y 4G quedaban abiertas para que los operadores iraníes pudieran acceder a esas frecuencias. Acababa así el apagón al que estaba sometido Irán.
Los dos principales operadores del país, Hamrah Aval e Irancell se apresuraron a comprar las frecuencias pertinentes para ofrecer a sus usuarios y clientes una experiencia de red móvil que no habían tenido hasta entonces. De hecho, y sin que nunca haya sido reconocido por el propio gobierno iraní, muchas voces discrepantes con el régimen político habían lanzado acusaciones hacía las prohibiciones de poder acceder a cualquier tipo de web (las redes sociales están capadas) o incluso cortes en la, ya de por sí, mala cobertura de 2G.
Bien es cierto que el presidente Rouhani ya había intentado con anterioridad que se relajasen los controles sobre internet y las redes para que los ciudadanos pudieran tener algo más de libertad (tecnológica). Lógicamente una y otra vez chocó de manera frontal contra la oposición religiosa y militar que llegó a calificar la llegada del 4G como algo “antiislámico e inmoral”. Esta dura oposición contra internet y las redes sociales por parte de la oposición nace con las revueltas de Teherán de 2009, donde vieron el poder de convocatoria que pueden llegar a tener ciertas herramientas tecnológicas al servicio de la ciudadanía.
No obstante, el presidente Rouhani no abandonó su intención, y alegó que no podía cerrar las puertas del futuro a la próxima generación de jóvenes. Además, advertía de que los tiempos de guardar la radio para escuchar las noticias se habían acabado. De hecho, abrir el espectro del 4G no fue la única medida que tomó en esa dirección. Pocos meses antes de hacer este anuncio en el segmento móvil, el Gobierno permitió a los distintos operadores de fijo que aumentasen la velocidad de la banda ancha hasta los 10 megas. Una relativa normalidad viendo que en Europa se sitúa entre los 20 y 30 megas la conexión media de ADSL.
¿Y cómo llegarán los OMV?
El pasado mes de marzo fue cuando el regulador iraní en materia de comunicaciones anunció la licitación de licencias para gestionar servicios de telecomunicaciones desde un operador virtual. El plazo se acaba el próximo 6 de agosto. Posteriormente habrá un periodo de seis meses en los que se operará de forma provisional, y posteriormente se tendrá la licencia de manera oficial.
En el pliego de condiciones que se deben respetar, destacan:
Que todos los solicitantes deben estar registrados en Irán como una empresa privada, y que al menos cuenten con una participación iraní del 51%.
Las concesiones serán válidas durante un periodo de cinco años cada una, con la posibilidad de extender el contrato otros cinco años más.
Las solicitudes deben ser apoyadas por un sólido plan de negocios, que se utilizará como elemento de evaluación por el regulador y será la base para futuras evaluaciones. Este plan de negocios también se utilizará para calcular la parte variable de la tasa de licencia y la cuota mínima de ingresos anuales.
Los OMV que pasen la fase de aprobación deberán compartir el 5% de sus ganancias anuales con el gobierno.
En cuanto a las obligaciones de los operadores con red:
Todos los operadores se ven obligados a compartir su red.
No se podrán llevar a cabo tratos discriminatorios.
Deberán tener dos licencias firmadas con un OMV.
Competencia y futuro en red
El regulador iraní, ambicioso en sus planteamientos, quiere que con menos de un año de vida con una red 3G en condiciones, ya haya un proceso de competencia. Por ejemplo en España, en estos momentos, apenas llega al 10% (real) de cuota de mercado para los virtuales. Así pues, quizá el proceso de consolidación en Irán sea algo bastante lento.
Además, hay que sumar las características de un mercado completamente inmaduro. Esto se puede observar en que el mayor operador del país tiene 49 millones de suscripciones prepago por apenas unos 20 millones con contrato. Y algo similar sucede con Irancell, segunda compañía del país, donde tenía hasta hace bien poco casi un 90% de clientes en prepago.
De este modo, parece que primero debe asentarse el propio mercado, y luego ya llegará la competencia. Según Business Monitor Internacional, se espera que a finales de 2015 haya 19 millones de iranís que tengan acceso a tecnología 3G o 4G, lo cual deja entrever el recorrido que hay hasta que todos tenga conexión ultrarrápida de banda ancha móvil.
De momento, este año llegarán a buen seguro los primeros OMVs, poco a poco irá emergiendo la normalidad.
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