Internet ha creado un nuevo entorno difícil de legislar. La confusión surge cuando ciertos contenidos que se ven en la televisión, también se pueden ver en la red. Por lo tanto, la pregunta es obvia: ¿deben someterse los protagonistas de internet a las mismas leyes que la televisión? Parece que no. De lo contrario, Twitter no representaría la barra libre de pornografía a cualquier hora del día que es en estos momentos.
Bien es cierto que no se trata del único sitio. De hecho, la red tiene cientos de webs con temática porno. Pero con avisos de que se trata de un contenido para mayores de 18 años. Por el contrario, Twitter lo tiene a golpe de follow y sin ningún tipo de aviso si nadie lo denuncia. Además, con el fin de hacer promoción, actores y actrices, junto a productoras y webs, vierten toda clase de contenido con perfiles que alcanzan los cientos de miles de seguidores.
En este contexto, la situación frente a la pornografía tiene un camino muy recto: mientras que se ajuste a la legalidad establecida por el Código Penal, todo en orden. Esto, sobre todo, hace referencia de forma muy clara al ámbito de los menores. ¿Pero qué sucede con la emisión de los contenidos X? En el año 2012, con el voto a favor de Partido Popular y PSOE, se reformó la Ley General Audiovisual. Su Artículo 7, en el punto 2, quedaba de tal manera:
Está prohibida la emisión de contenidos audiovisuales que puedan perjudicar seriamente el desarrollo físico, mental o moral de los menores, y, en particular, la de aquellos programas que incluyan escenas de pornografía (…).
Aquellos otros contenidos que puedan resultar perjudiciales para el desarrollo físico, mental o moral de los menores solo podrán emitirse en abierto entre las 22 y las 6 horas, debiendo ir siempre precedidos por un aviso acústico y visual (…).
Además, en el punto 5 del mismo Artículo se destaca lo siguiente:
(…) A estos efectos los prestadores establecerán dispositivos, programas o mecanismos eficaces, actualizables y fáciles de utilizar que permitan el control parental a través del bloqueo a los contenidos perjudiciales para los menores, de forma que estos no puedan acceder a los contenidos que no estén dirigidos a ellos.
La Ley deja claro cómo deben proceder las distintas cadenas de televisión. ¿Pero qué pasa en internet? Es decir, basta echar un simple vistazo a la plataforma que nos ocupa, Twitter, para ver que hay videos pornográficos a cualquier hora del día. [A continuación enlaces con contenido explícito si no están bloqueados]. Aquí se agolpan actores de renombre, con otros que buscan su lugar. Y como estos enlaces, hay horas y horas en Twitter. ¿Debe ajustarse la red social a esta ley?
Como ya se ha señalado, no hay ningún tipo de normativa que regule los contenidos pornográficos en la red, ni su exhibición y consumo. Ahora bien, según precisan en la web especializada ‘Diario de un E-Letrado’, así como se explica en la propia Ley Audiovisual, en el momento que haya contenido no solo fotográfico, como los enlaces anteriores, sino de carácter audiovisual, entraría en conflicto directo con la propia Ley.
¿Qué le puede salvar a Twitter? El Artículo 1 establece que el prestador de servicios debe tener el control editorial y, en este caso, la red social del pajarito no tiene un control directo sobre lo que publican sus usuarios. Aunque, de nuevo, todo cabalga sobre un universo confuso, dado que habla de servicios audiovisuales como aquellos que se prestan a través de medios electrónicos y tenga entre sus objetivos fines comerciales. Y aquí sí podría encajar Twitter.
Cómo gestiona Twitter la pornografía
La red social tiene las ideas muy claras sobre la gestión del contenido que vuelcan sus usuarios, así como su actuación gestora. Sobre lo segundo, Twitter no “permite usar material pornográfico o que muestre violencia excesiva en la imagen de perfil ni en la imagen de encabezado. Twitter puede llegar a permitir ciertos tipos de contenido explícito en los Tweets que estén marcados como contenido multimedia sensible”. Y esta es la segunda forma en la que gestiona sus contenidos.
Por un lado, la red social obliga a las personas que van a subir contenido pornográfico a que lo catalogue como ‘contenido sensible’. A su vez, también permite que los propios usuarios en su perfil pongan una advertencia cuando salgan este tipo de contenidos. Eso sí, siempre que dichos contenidos hayan sido catalogados de esa manera.
¿Problema? Que todo queda en manos del usuario. Un usuario que puede ser menor de edad y que, en ningún momento, necesita el consentimiento paterno. Es más, siempre puede mentir sobre su edad. Por lo tanto, tendríamos que chicos de 13 o 14 años tienen acceso ilimitado a horas y horas de contenido pornográfico sin ningún tipo de coste ni censura.
¿Cómo se cubre Twitter ante todo esto? En primer lugar con cierta vaguedad normativa. Dice que no permite fotos de perfil ni encabezados con material pornográfico. Pues bien, el frontal del popular actor porno Nacho Vidal puede entrar, según la RAE, en ese criterio. El segundo punto al que se agarra Twitter es a la propia vigilancia de los usuarios, que, en última instancia, deben ser quienes denuncien las cuentas y contenidos inapropiados.
Contenidos porno, sin más… y retuiteado
“Twitter puede llegar a permitir ciertos tipos de contenido explícito”, rezan sus reglas. Pero nada más lejos de la realidad, la red social no es que permita ciertos tipos, es que deja total libertad para subir pornografía a su plataforma.
Bien es cierto que recuerdan las obligaciones que deben tener en su ‘Política de contenido multimedia de Twitter’, pero siempre que éstos sean denunciados. Si no lo son, no hay ningún problema. Además, la hilarante situación que alcanza este contenido en Twitter se genera con los retuits. Por norma general las grandes estrellas del porno se guardan de marcar su contenido como “sensible”. Pero muchas veces hacen RT a los perfiles de sus fans, y éstos no lo catalogan así. Por lo tanto, están difundiendo un contenido explícito. El resultado final es una mezcla de videos y fotografías que a todas luces son contenido pornográfico.
Asimismo, están los perfiles falsos sobre estrellas del porno. Un caso es el de Rebeca Linares. La afamada actriz española no tiene una cuenta oficial, pero sí múltiples perfiles que tratan sobre ella. Y todos con contenido explícito. Además, en la mayoría de casos no catalogan los contenidos como «sensible». Y no solo eso. Yendo más allá, muchas de las fotografías y videos tienen derechos de autor, bien de las productoras que hacen las películas, o los fotágrafos de dichos largometrajes.
En este caso, ¿debe ser denunciado por algún usuario? Por ejemplo, bajos los patrones de Twitter estas cuentas no cumplen sus normas. Pero siguen activas y dejando de manera libre y sin censura ni aviso toda clase de material porno.