Un CIS rancio, inoportuno y ¿torticero?

Un CIS injusto para algunos

Como si fuera una trancha de tocino amarillento irrumpiendo en una mesa en la que se procede a una degustación de jamones de diversa pero indiscutible calidad, la encuesta del CIS asomó hoy en el inicio de las negociaciones de Pedro Sánchez para dar forma a su anunciado intento de constituir Gobierno. Una pista difícil de ignorar sobre si, detrás de quienes manejan la dirección de ese instituto, palpita una intención de interferir en las mismas o se debe a una maldita casualidad y una torpeza personal.

Hasta el funcionario más obtuso alcanzaría a ser consciente de que, con la que ha caído en este país desde 11 de enero (cuando se cerró ese sondeo) hasta hoy, esas cifras que maneja el ente demoscópico equivalen a voluntarismo caduco y a datos objetivamente inútiles.

Rajoy ha renunciado a formar Gobierno por su fracaso al sumar voluntades en torno a su cuestionada persona; al PP –inmerso en el dontacredismo vicario de ´lo que diga el jefe´- se le han venido encima toneladas de nueva corrupción imposibles de ignorar hasta por sus incondicionales; C´s está dando valiosísimos ejemplos de generosidad y desprendimiento en su disposición para contribuir a la estabilidad de España que no han podido ser valoradas en esa muestra pero que se escucha hablar de ellos en la calle; en el PSOE, ha habido un Comité Federal en el que se han dicho cosas muy gordas pero en el que Pedro Sánchez ha demostrado carácter y liderazgo para imponer su opción de aceptar la eventual oferta del Rey y presentar su candidatura; Podemos, por su parte, está poniendo en evidencia que una peligrosa peña de maniobreros dirige el partido y que la disciplina interna, sobre todo por parte de sus asociados de la periferia, brilla por su ausencia…

En tan delicadísima coyuntura, ¿a cuento de qué viene este CIS caducado pero que significa un misil hecho a medida –como los que se saca de la manga el patético dictador norcoreano- para que los manipuladores lo usen para adulterar, chantajear, manipular…? ¿Se imaginan la cara de Sánchez cuando se siente frente a un Iglesias crecido hasta tocar las nubes…? ¿La de Rajoy si alguien osa insinuarle que debe dejar paso a otra persona porque con él ni el famoso Tato acepta tratar?

Imaginemos por un momento esta escena: alguien, quien pueda hacerlo, telefonea al responsable del CIS –o a un responsable con capacidad de iniciativa- y le dice: “¡Caña al mono pa’ que baile! ¡Publícalo, porque si non e vero e ben trovato y nos lleva de cabeza a una elecciones que ganaremos nosotros y los rojos rojísimos quedarán segundos, pero los demás morirán en el camino y nos dejarán frente a frente”.

No podemos asegurar que haya sido así. Pero, ¿a que existe bastante lógica en esta reflexión?

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