Desde 1998 el Banco de Inglaterra publica sus actas internas para que cualquiera pueda consultarlas. Un estudio demuestra ahora que el conocimiento de sus deliberaciones «ha ayudado a los mercados a la hora de plantear sus expectativas sobre decisiones políticas futuras».
¿Puede la publicación de información interna sobre las deliberaciones de un banco central servir de algo a los mercados? Puede ser muy útil, según un reciente estudio publicado por el Banco Central Europeo. Los autores de este informe (Makram El-Shagi y Alexander Jung) aseguran que «la evidencia empírica presentada en este paper sugiere que las actas publicadas con las deliberaciones del Comité de Política Monetaria han ayudado a los mercados a formar sus expactativas respecto a las decisiones políticas futuras».
La investigación de estos dos economistas toma como ejemplo al Banco de Inglaterra (BoE), que desde 1998 publica periódicamente todas las actas sobre política monetaria, así como el contenido de las deliberaciones y los posibles votos discrepantes por parte de los miembros del comité.
«Descubrimos que la desviación de los tipos de interés de los registros de votos que aparecen en las actas del Comité de Política Monetaria contribuyen a explicar futuros cambios en los tipos de interés del Banco de Inglaterra», explican los autores del informe (consultar más abajo). Así, a corto plazo os mercados pueden hacer uso de esta información y mejorar sus expectativas respecto del siguiente movimiento en los tipos de interés, algo que se refleja en el mercado de futuros. Estas revisiones, no obstante, no van más allá de los tres meses.
En esta misma línea, el informe resalta que los periodos de un máximo de tres días durante los que no se liberan nuevas actas son indicativos de que no habrá cambios significativos en las valoraciones de mercado, «confirmando la robustez de los tipos actuales».
El BCE empezó a publicarlas en febrero
Tras años en los que los más favorables reclamaban al Banco Central Europeo también publicara sus actas internas, finalmente la institución presidida por Mario Draghi comenzó a hacerlo en febrero de este año. Aunque habitualmente estas minutas tienen un lenguaje muy sintético y apenas son resúmenes de lo que en esas reuniones se dice, puede suponer una información muy útil para los agentes del mercado que se han de mover en función de las expectativas de futuro a corto y medio plazo.
La publicación de las actas internas es una práctica que de una u otra forma viene llevando a cabo la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) desde 1936, y de una forma sistemática y detallada desde 1993. Es una práctica de transparencia encaminada a aportar la mayor información posible a los mercados.
En una tradición bien distinta, más bien contraria, el Banco de España ha mantenido históricamente un secreto casi total respecto a las decisiones que se toman y cómo se toman. No solo no publica las actas en su página web como sí hacen otros supervisores financieros, sino que se ha negado a entregar en más de una ocasión el contenido de las mismas en causas judiciales que las requerían, aludiendo a su deber de secreto. Tampoco se han liberado documentos sobre la intervención en entidades financieras, ni se han dado a conocer aquellos contratos firmados por el BdE con consultoras y bancos de inversión durante la presente reestructuración financiera española. Y no será así por lo menos durante un tiempo, toda vez que el Gobierno excluyó al Banco de España de la recién aprobada Ley de Transparencia.
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