Buena parte de las formaciones políticas que se presentarán a las próximas Elecciones Generales dicen estar a favor de igualar las bajas a las que madres y padres se han de acoger. Es una de las propuestas estrella para acabar con la brecha salarial entre hombres y mujeres.
Padres y madres podrían verse obligados ambos a acogerse a bajas de igual duración en el caso de que tengan hijos. Es la llamada igualación de los permisos de maternidad y paternidad, una medida que estarían planteándose al menos tres formaciones políticas que se presentarán a las próximas Elecciones Generales (que previsiblemente se celebrarán a finales de 2015).
La actual brecha salarial entre hombres y mujeres tiene su origen en causas culturales y, en buena parte, estructurales e institucionales. La carrera de un hombre y una mujer acaban no siendo iguales (con perjuicio para ellas) debido a que suelen ser las madres quienes muy mayoritariamente se acogen a las bajas de maternidad completas (16 semanas), mientras que los hombres se limitan en su mayoría a acogerse apenas a unos permisos de paternidad de dos semanas. Existe por tanto un incentivo negativo a la hora de contratar, promocionar o premiar la carrera de una mujer, toda vez que con mayor probabilidad supondrá para la empresa una baja prolongada.
Para poner coto a esta brecha salarial, varios partidos políticos (Podemos, Ciudadanos e Izquierda Unida, como mínimo) se plantean llevar en sus programas iniciativas que igualen las condiciones de acceso de hombres y mujeres a las bajas de maternidad y paternidad. Al menos así lo manifestaron los propios partidos este pasado martes durante la celebración de una mesa de debate entre las principales formaciones políticas (el PP no envió a ningún representante), organizado por la ONG Oxfam Intermón.
Estos permisos igualados serían, en esencia, obligatorios para ambos cónyuges e intransferibles. Es decir, ambos progenitores tendrían que acogerse por ley a la baja, de forma que los empresarios no encuentren ventajas al discriminar ni positiva ni negativamente a hombres o mujeres por el hecho de serlo.
Un debate creciente
Frente a las más conocidas cuotas femeninas o la lucha contra los techos de cristal, la idea de llevar a cabo políticas públicas «que amplíen los derechos del padre y desde el inicio permitan establecer patrones de parentalidad compartida» es algo relativamente nuevo, aunque creciente, en el debate acerca de la desigualdad de género.
Tal como señalan las investigadoras Teresa Martín-García, Irene Lapuerta, Marta Séiz y María José González en un reciente artículo del think tank Politikon, la existencia de un permiso por nacimiento y/o adopción individual e intransferible para cada progenitor «contribuirían a fomentar y normalizar (tanto en la sociedad en general como en el mercado laboral en particular) nuevas concepciones de la maternidad y la paternidad como un fenómeno que atañe por igual a hombres y mujeres y cuya protección debe garantizarse a ambos sexos».
Y es que como han constatado estas investigadoras, la discriminación relacionada con el cuidado de los hijos tiene dos caras. Una más conocida que perjudica a las mujeres a la hora de desarrollar sus carreras profesionales, y otra menos obvia pero existente: los hombres que «inicialmente presentan actitudes igualitarias y deseos de paternidad compartida, pero cuyos planes se ven limitados por unos constreñimientos laborales muy fuertes», señalan. ¿Cuáles? Jefes poco comprensivos con la posibilidad de reducir jornada por parte del padre, represalias por la solicitud de parte de los días de por maternidad…
Otra investigadora, la economista Lidia Farré, apuntaba en un artículo publicado en el blog Nada es Gratis que las medidas en favor de fomentar la extensión de los permisos de paternidad «podría tener importantes implicaciones tanto en la esfera familiar como en la profesional. En primer lugar, las madres podrían reincorporarse al trabajo con más facilidad. En segundo, la existencia de permisos que si no son usados por ellos se pierden reduciría el estigma asociado a solicitar bajas por parte de los hombres para quedarse al cuidado de sus recién nacidos. En tercer lugar, disminuiría la discriminación estadística contra las mujeres: en presencia de permisos de paternidad no transferibles el empleador debería esperar que tanto un hombre como una mujer abandonaran temporalmente el puesto de trabajo tras el nacimiento de un hijo», desarrolla acerca de su investigación.
¿Se traducirán estas intenciones compartidas de los partidos en consensos que lleven a medidas legales concretas? No es posible saberlo; lo que sí será posible es saber quién propuso tal o cual medida en qué momento, con el fin de poder hacer accountability a cada formación. Una herramienta web desarrollada por Oxfam Intermón (Polétika) permitirá «vigilar y presionar a nuestros políticos» mediante el archivo y ordenación temática de todas sus propuestas, ideas y promesas. Si no hacen lo que prometieron, que al menos quede reflejado en algún sitio.