La alianza electoral de podemistas, IU y las mareas no consigue su gran objetivo estratégico: el tan cacareado sorpasso al PSOE. Unidos Podemos tan sólo consigue igualar los escaños conseguidos el 20-D (71 diputados) y no alcanza al PSOE (85 diputados, cinco menos que en diciembre). La coalición liderada por Pablo Iglesias cae en porcentaje de votos (21,1% ahora frente al 24,3% de hace seis meses) y en número de votos (5,04 frente a los 6,1 millones de diciembre).
El objetivo era doble. Uno, imponerse como principal fuerza de la izquierda en España. Dos, sumar suficientes escaños junto al PSOE para forzar un Gobierno de progreso. Pero Unidos Podemos no ha conseguido ninguno de los dos. Del primero se ha quedado lejos, muy lejos. Para el segundo, las cuentas no salen. Pero quedan semanas (¿meses?) de negociaciones y de momento nadie se resigna… o no del todo.
Unidos Podemos –la coalición electoral de Podemos, Izquierda Unida, Equo y las confluencias- no ha obtenido el tan ansiado, y tantas veces mentado, sorpasso al PSOE. La coalición que suma hasta once partidos en todo el país –con diferentes alianzas según qué región- consigue 71 diputados, los mismos que obtuvieron Podemos e IU por separado en diciembre.
Y Unidos Podemos se queda lejos de superar a los socialistas, que tendrán 85 diputados en el Congreso (fueron 90 en la efímera legislatura post-20D). Tampoco está para celebraciones el PSOE, que evita verse rebasado por su rival de izquierdas, pero sufre el peor resultado electoral de su historia… otra vez.
Un millón de votos menos
Los resultados conseguidos están a años luz de las expectativas creadas dentro y fuera de Unidos Podemos. La fórmula de sumar Podemos e Izquierda Unida ha perdido más de un millón de votos en seis meses. La coalición electoral encabezada por Pablo Iglesias, ahora con Alberto Garzón como aliado, ha obtenido el 21,1% de los votos en esta figurada segunda vuelta, hasta un total de 5,04 millones sufragios. En ambos parámetros, muy por debajo de los resultados de hace seis meses, cuando la suma figurada de Podemos e IU concentró un 24,3% de los votos, hasta un total de 6,11 millones.
Unidos Podemos sólo encuentra en Cataluña y País Vasco cierto consuelo para su amarga noche electoral. En Cataluña, En Comú Podem vuelve a ser la primera fuerza con 12 diputados (aunque con más de 80.000 votos menos), lo que refuerza relativamente la figura de Ada Colau. Y en el País Vasco vuelve a ganar, incluso sumando casi 30.000 votos más, y mantiene los 6 escaños obtenidos en el 20-D, lo que coloca a la formación en principio en una buena posición de cara a las elecciones vascas del próximo otoño. La peor cara, la que Unidos Podemos ha dado en Madrid, donde ha perdido dos de los 10 diputados que sumaban las dos formaciones por separado en diciembre.
Según ha insistido Pablo Iglesias en rueda de prensa «el análisis de los resultados se hará a partir de mañana entre todas las formaciones». Mutismo. «No son los que esperábamos. Nos han sorprendido a nosotros, y a todo el mundo». Pero las causas y la probable autocrítica se hacen esperar. En la noche electoral sólo había caras largas entre los dirigentes que salieron a acompañar a Iglesias al escenario, pero pocas ganas de mea culpa. Ni porque la alianza de Podemos e IU no ha funcionado, ni por la campaña de perfil bajo para evitar la estrategia del miedo de los rivales, ni por la gestión de los resultados tras el 20-D (el voto en contra en la investidura del socialista Pedro Sánchez). Nada.
Nada más allá de una defensa de la opción de la alianza electoral: «Consideramos que la confluencia se ha revelado como el camino correcto desde la responsabilidad de estado, responsabilidad de país, para crear un alternativa progresista», dijo Iglesias, que se mostró partidario de continuar con la coalición con IU.
Nada más allá de encomendarse a un futuro incierto en el que será entonces cuando Podemos ganará las elecciones. «Vamos a seguir trabajando para ganar las elecciones en España. Habrá que esperar más de lo que nosotros habríamos querido para ganar. Pero somos un equipo ganador, y más temprano que tarde podremos ganar las elecciones en nuestro país», sostuvo Iglesias, pero el gesto serio hace casi imposible ver realmente cerca ese futuro. De momento, «asumir la responsabilidad y tirar del carro para sacar adelante el espacio político más joven de este país».
¿Un Gobierno con el PSOE?: «No descartaría ningún escenario»
Y tras el fracaso en el gran objetivo del sorpasso, a Unidos Podemos tampoco le salen las cuentas para alcanzar la otra meta, la de formar un Gobierno de izquierdas. El asalto a los cielos que en su día vaticinó Pablo Iglesias no está siendo por asalto, y parece que tampoco por consenso.
PSOE y Unidos Podemos suman 156 diputados, lejos de los 176 que se requiere para la mayoría absoluta. Y, además, están menos cerca de lo que suman el Partido Popular con el eventual apoyo de Ciudadanos (en total 169 diputados, con los 137 del PP y los 32 de C’s, el gran perdedor de la noche). «Teníamos unas expectativas diferentes. Nos preocupa la pérdida de apoyo del conjunto del bloque progresista», dijo Iglesias.
«He escrito a Pedro Sánchez un mensaje para que podamos hablar, pero de momento no he tenido respuesta», desveló el candidato de Podemos. «Lo primero que tenemos que hacer las fuerzas progresistas es dialogar para conseguir un rumbo diferente a las políticas del PP». ¿Puede haber un Gobierno con el PSOE? «Yo no descartaría ningún escenario, pero aún debemos sentarnos a analizar con calma los resultados».
Podemos se agarra a que no es imposible un Gobierno de izquierdas. Que se logre está por ver. Las cuentas no salen, y aún queda por calibrar cuánta voluntad hay de una y otra parte, y de otros partidos –singularmente nacionalistas- para facilitarlo. En el cuartel general de Podemos en esta noche electoral, los simpatizantes se quedaron fríos con unos resultados peores de los esperados. Y los periodistas, igual de fríos, sí, pero por los cuchicheos entre unos y otros compartiendo el temor a unas terceras elecciones.
IMAGEN: Pablo Iglesias, flanqueado por Alberto Garzón e Iñigo Errejón. Foto: Máximo García.