El mercado inmobiliario español muestra signos de haberse vuelto loco. La inversión en el ladrillo sigue siendo escuálida -lógico, tras el gran atracón de la burbuja- y sin embargo las pocas viviendas que salen a la venta se esfuman en un visto y no visto. La recuperación va por barrios.
Lejos de seguir la tendencia positiva de la economía española, la inversión inmobiliaria cayó con fuerza en 2015 hasta quedarse en 21.983 millones de euros, un 15% menos que en el año anterior, de acuerdo con los datos de la consultora inmobiliaria Irea.
De momento, las propiedades que más negocio generan son las de la Comunidad de Madrid, con 5.222 millones de euros de inversión, y las de Cataluña, con 1.424 millones. Y ni siquiera despiertan el mismo interés, ya que el gasto en ladrillo creció un 19% en Madrid aunque cedió un 13% en Cataluña.
Pero hay datos para el optimismo.
La inversión inmobiliaria cayó en 2015 un 15%, hasta 21.983 millones de euros
La consultora inmobiliaria Cushman & Wakefield cree que el mercado inmobiliario español les resulta “muy atractivo” a los inversores extranjeros.
Los grandes prestamistas europeos otorgaron créditos a empresas inmobiliarias en España por un valor conjunto de 80.000 millones de euros en 2015, según una encuesta realizada por la firma entre 60 grandes entidades comunitarias. El 11% de ellas tiene intención de ofrecer préstamos en España a lo largo de este año, una proporción que en 2015 se quedó en un 9%, así que las perspectivas son positivas.
Hay dinero, así que algo falla.
Las viviendas
Gran parte de los fondos del sector provienen de las socimis (Sociedades Cotizadas Anónimas de Inversión en el Mercado Inmobiliario), que acapararon un 41% de las inversiones en 2015, según los datos de Irea.
En cuanto a modalidad de superficies, el mercado de las oficinas concentró un 39% del total de gasto en el sector tras anotarse una subida del 95%.
De ambas circunstancias se deduce que el mercado inmobiliario que funciona bien es el que no tiene que ver con los particulares.
Los datos de ST Sociedad de Tasación confirman estos fenómenos. El director general de ST, Juan Fernández-Aceytuno, aseguró que las socimis y los inversores para alquilar “están haciendo mella” en el stock disponible de vivienda nueva.
Si a esta canibalización del mercado por parte de los inversores institucionales se le suma un “despertar de la demanda” de los particulares, que Fernández-Aceytuno ya ha detectado, el resultado es una escasez de inmuebles. De acuerdo con los datos de ST, el actual stock de vivienda nueva de Madrid se agotaría en 10 meses.
Todos estos datos apuntan a una tormenta perfecta en el mercado inmobiliario español. Los consumidores quieren volver a comprar pero los activos acaban en manos de los inversores institucionales porque tienen más dinero. Quizá se aproxima una nueva carrera por el ladrillo, esta vez menos popular y más corporativa.