Si Mariano Rajoy montase un circo los enanos no sólo le crecerían, sino que las autoridades sanitarias terminarían demandándole por haberles administrado, irregularmente, hormona del crecimiento.
La «modesta» dimisión de Esperanza Aguirre fue, como señalamos en SABEMOS desde el primer momento, un recado nada inocente al Presidente del Gobierno en funciones. La lógica es muy sencilla y nada casual: si dimite ella, considerándose inocente pero sí responsable, el mismo camino debe adoptar Rajoy.
En cada bar de España suena la misma pregunta: ¿Volverá a haber elecciones? La respuesta no es simple, si tenemos en cuenta que la única constancia del periodo post-electoral ha sido la falta de constancia. Todo ha ido cambiando de una semana para otra hasta tal punto que resulta difícil imaginar que nadie puede llegar a unos comicios totalmente seguro de que no va a recibir un bandazo en el último momento.
Si después de las elecciones cundía la sensación de que PP y Podemos se beneficiarían de unos comicios, hoy las cosas apuntan en otra dirección. Los primeros están enfangados como nunca (o como siempre) en la corrupción, por más que los portavoces más JASP -que apenas eran unos niños cuando se emitió el famoso anuncio de Renault, hace más de 20 años- pidan a gritos un manguerazo.
Casado, Maroto y Levy quizá fueron los más agradecidos a Aguirre por su dimisión dominguera y el mensaje que transmite. Hoy los datos que manejan los partidos sugieren una drástica caída de los populares en unos hipotéticos nuevos comicios, lo que podría alentar posibilidades de abstención en caso de que Sánchez intente formar gobierno con Ciudadanos.
Podemos, por su parte, está atrapado por las confluencias que auparon a Iglesias. Si vuelve a haber elecciones nadie sabe bajo qué condiciones será, y el reciente fortalecimiento de Sánchez no juega a su favor.
Porque en el PSOE no han superado sus guerras internas, pero está claro que Pedro Sánchez ha salido revitalizado y que la responsabilidad de la investidura está haciendo que su perfil mediático mejore. Incluso ha tenido golpes de suerte, como ese simbólico momento en el que Rajoy prefirió abrocharse la chaqueta antes que saludarle.
¿Y Ciudadanos? Vuelve a estar en auge. En Madrid a nadie se le escapa que la comisión de investigación que preside Dolores González Pastor sentó a declarar a Aguirre apenas unos días antes de su dimisión. Y que, pese a que Íñigo Errejón intentó llevarse el mérito, Podemos en la capital se limitó a impulsar una comisión de estudio de la deuda que se ha probado bastante inútil.
Los naranjas están en racha, en pleno ‘combo’ de golpes de videojuego. ¿Aguirre dimitiendo mientras Fran Hervías se vende en ‘El Mundo’ vendiéndose como el Señor Lobo de Rivera que se come las ovejas negras de Ciudadanos? No podía salirles mejor la jugada.
Pero todo esto es flor de esta semana y nadie sabe qué pasará la siguiente. Lo único seguro es que quien piense en unas elecciones deberá hacerlo sabiendo que el próximo ‘palo’ en el peor momento le puede caer como ha caído ahora sobre Rajoy la cólera calma de Aguirre.