Hay lugares que desprenden olor a otros tiempos, a historia, a artesanía y a buen gusto. Son lugares con encanto cuya magia pasa desapercibida para aquellos que no la entrenan a diario y que no son capaces de relacionar esa sensación en el estómago con el deseo de quedarse a vivir allí para siempre. Esto es exactamente lo que uno siente al entrar a la vieja encuadernadora Calero, no sólo al edificio, sino a su mundo. La seguridad de haber creado un vínculo para siempre.
Para el dueño de esta encuadernadora artesanal abierta de 1907 que no cerró sus puertas ni durante la Guerra Civil, también fue amor a primera vista. “Siempre me ha gustado coser, pero nunca me he dedicado al patronaje profesionalmente. Ya había encontrado en la encuadernación artesanal la forma de sacarle más partido a mi afición por la aguja y el hilo, cuando me topé con el inminente cierre de esta empresa con más de cien años de historia. Simplemente, no podía permitir que se perdiera este oficio”, explica a Sabemos Nacho Mateos, actual propietario de Calero.
Movido por la pasión, el nuevo empresario no tardó en hacerse con las escrituras de esta vieja encuadernadora familiar situada en el barrio de las Salesas, a pocos pasos del Paseo de Recoletos, y nos las enseña orgulloso. Papeles amarillentos por el paso del tiempo, escritos a mano en una caligrafía tan perfecta como la que ellos mismos enseñan ahora en sus talleres semanales. Pero en lugar de entrar como un elefante a una cacharrería, Mateos decidió convertir a las empleados de toda la vida, Mayte Gómez Carabias y Chon González, con más de 20 años de experiencia, en socias, evitando que se quedaran en la calle y ofreciéndoles un aliciente profesional. A ellas se unieron también la enmarcadora Carmen Querol y la restauradora Mónica Sánchez, que hasta el momento había trabajado en los laboratorios de la Biblioteca Nacional, del Museo Naval o del archivo de la ciudad de Westminster entre otras instituciones.
Ya tenía el equipo formado. El siguiente paso era acondicionar el local. Tras un traslado fugaz a la puerta de al lado, pidió ayuda a un estudio de arquitectura para cambiar la decoración y, sobre todo, gestionar de forma más eficiente el espacio en el que habría que disponer toda la maquinaria necesaria para que la cadena de producción resultara productiva. El resultado es un local diáfano de aspecto industrial, con paredes de ladrillo visto, vigas de hierro, enormes mesas de madera y muebles que transpiran uso y memorias. Una suerte de museo de historia de la encuadernación en el que todo se toca y todo se usa, en el cada uno de los útiles propios de un oficio artesano que lleva funcionado sin tregua desde principios del siglo XX, tiene vida: guillotinas, volantes, cizallas y máquinas de coser antiguas (que se siguen utilizando), más de 2.000 hierros entre tipografías, adornos y ruedas de ornamentación (que constituyen una de las mayores colecciones de España) y sellos de las empresas y estamentos oficinales para las que ha trabajado Calero desde su fundación. Joyas como los logos primigenios del hotel Ritz, Yves Saint Laurent o Chanel y los escudos de todas las épocas y gobiernos (desde la Primera República hasta la Guerra Civil y el Franquismo pasando por el reinado de Alfonso XII) que atestiguan el rico pasado de una de las empresas con más solera de la capital. Calero es hoy un ‘museo’ singular que actúa como una máquina del tiempo haciéndonos creer que hemos retrocedido un siglo entero nada más pasar el umbral. “Aquí dentro el tiempo no existe; el reloj lo dejas fuera”, añade Nacho Mateos.
Tradición y vanguardia
Una vez montado el escenario, empieza la representación. En su taller, además de la encuadernación y restauración de libros tradicional (libros cosidos a mano, que no pegados), se confeccionan agendas y artículos en piel con grabados a mano, álbumes de fotos personalizados, estuches de cartonaje y todo tipo de piezas únicas que constituyen el regalo perfecto para empresas, bodas y otros compromisos en los que se busque un toque de originalidad.
Calero es uno de los pocos talleres de nuestro país que, en plena era digital y del libro electrónico, apuesta por el trabajo de calidad 100% artesano. A los trabajos por encargo de toda la vida que siguen llenando a día de hoy las mesas de esta encuadernadora con pedidos tanto de particulares como de grandes e influyentes clientes (entre ellos Loewe, Victorio y Lucchino o la mismísima Casa Real), se suma ahora una zona de enmarcación manual de todo tipo de láminas, cuadros y espejos; otra de marroquinería, que se ocupa de artículos de piel personalizados (estuches, tarjeteros, joyeros, escribanías e incuso fundas para el iPad, hasta el forrado y la decoración de muebles en piel, incluyendo la compartimentación de cajones para cubertería de plata); y también una renovada agenda de cursillos prácticos y workshops relacionados con las artes del libro y el papel, que se anuncian puntualmente a través de su página de Facebook.
Así, en horario de mañana y tarde, todos los días de lunes a vienes, e incluso algún fin de semana, hay talleres de caligrafía, de introducción a la restauración, encuadernación manual de libros y libretas o cartonaje para hacer estuches, joyeros o espejos, que se mezclan con disciplinas más actuales como cursos abiertos de escritura creativa y monográficos de dibujo japonés o de zentangle, una técnica de dibujo que ayuda a relajarse y concentrarse y que cada vez gana más adeptos en nuestro país.
“Mi objetivo es transmitir el conocimiento adquirido a lo largo de los siglos y volver a poner en valor un oficio que se disfruta con los cinco sentidos”, asegura el flamante propietario de Calero. Revivir y transmitir el arte de la encuadernación artesanal es pues el objetivo de este modisto reconvertido que cada fin de semana se lleva a sus hijos a la ‘oficina’ para que crezcan en un entorno donde el arte y la artesanía siguen teniendo el relieve que merecen.
Calero Encuadernación Artesanal
Dirección: Bárbara de Braganza, 11.
Teléfono: 91 319 49 79 / 619 770 158
Horario: de lunes a viernes de 9:00 a 19:00 horas.
Web: www.encuadernacioncalero.com