Recién estrenada en salas en nuestro país (tras un triunfal paso por Sitges y el festival Syfy), tal y como anunció su aguerrida distribuidora La Aventura, Bone Tomahawk pasa casi de inmediato a VOD y formatos doméstico, con lo que ya se puede disfrutar en Filmin y otras plataformas.
Es una alegría comprobar que el revuelo y la admiración que ha causado allá donde se ha ido proyectando no es un espejismo: este western de S. Craig Zahler, si bien no es especialmente renovador u original, sí que resulta lo suficientemente intenso, delirante y excesivo como para merecer todos los premios y elogios que está recogiendo.
La tradición del western fantástico no es nueva: desde las películas de otros géneros que han abrazado las coordenadas del western (los esquemas de Centauros del desierto o Solo ante el peligro han sido la base de innumerables películas de ciencia-ficción o con elementos de terror) a la aparición de elementos fantasticos (de vampiros a zombis, pasando por extraterrestres o dinosaurios) en entornos de western, el género es lo suficiente versátil como para dejarse mutar por otros elementos.
Bone Tomahawk es, de hecho, una mezcla de la mítica Centauros del desierto en versión posmoderna (una partida de pistoleros sale en búsqueda de alguien secuestrado por unos indios rencorosos) con los códigos de uno de las variantes más explotativas y demenciales de la serie B de los setenta, el cine de caníbales (un grupo de desprevenidos hombres civilizados se adentra en terrenos donde no rigen las leyes del decoro, la decencia o el vegetarianismo), e impacta por lo visceralmente que une ambos códigos: los paisajes desérticos y los hombres a caballo fotografiados de forma clásica y mitificada frente a la descarnada violencia, que roza lo insoportable, de las apariciones de los caníbales.
Gracias a un reparto excepcionalmente bien dotado y dirigido (desde los secundarios Sid Haig, David Arquette o Lili Simmons al cuarteto protagonista de Kurt Russell, Patrick Wilson, Matthew Fox y un adorable y carismático Richard Jenkins), la película se sostiene con una sobriedad narrativa que hace infinitamente más impactantes los excesos de ultraviolencia: diálogos medidísimos y que definen a los personajes a velocidad ultrarrápida se dan la mano con una complacencia muy escasa a la hora de retratar una época mitificada por el cine pero sumergida en la barbarie, el dolor y la muerte. Bone Tomahawk es perfecta para quienes adoren los westerns y para quienes los odien. Es perfecta para todo el mundo.
Bone Tomahawk
S. Craig Zahler
2015