España se aleja de la “Champions League” de las patentes

El presidente de la Oficina Europea de Patentes, Benoît Battistelli.

Con lo que necesita España a la innovación, el país sigue poniendo palos en las ruedas a la armonización de la protección de la propiedad intelectual industrial a nivel europeo. España sigue sin respaldar la creación de la patente unitaria europea propuesta por la Oficina Europea de Patentes (EPO), todo porque el castellano no es una lengua oficial en este sistema comunitario.

“¿Quieres jugar en la Champions o en el segundo nivel? Si no estás en la patente europea no estás en la Champions League”, resumió el presidente de la Oficina Europea de Patentes (EPO), Benoît Battistelli.

Así es como criticó Battistelli durante la presentación de su balance del año 2015 que el Gobierno español siga sin sumarse a la armonización comunitaria de los registros de propiedad intelectual industrial.

El nuevo marco de patente unitaria permite a los científicos e investigadores registrar una idea y que sea automáticamente protegida en todos los países europeos, lo que facilita que la autoría se reconozca y elimina importantes barreras burocráticas. El Ejecutivo actual ha considerado que esa ventaja es mucho menos importante que la defensa del castellano como idioma reconocido para solicitar una patente, un argumento que desde la EPO aprecian como “extraño”.

Bettistelli (EPO): «España ha reafirmado recientemente su decisión de no participar”

“La posición de España no ha cambiado, España ha reafirmado recientemente su decisión de no participar”, afirmó Battistelli. “Por supuesto, continuamos hablando con las autoridades españolas pero no tenemos ninguna señal de que esto vaya a cambiar”, ha añadido.

Las razones en las que se ha escudado España pueden ser más o menos justas, pero el problema es la situación de aislamiento que se ha producido a nivel institucional. No hay que olvidar que la Oficina Europea de Patentes es el segundo mayor organismo intergubernamental comunitario, sólo por detrás de la Comisión.

Ahora, ha subrayado Battistelli, los que defienden el ostracismo de España “están solos”: Italia se avino y aceptó que su idioma no era una barrera significativa para adherirse al nuevo esquema de protección de las ideas innovadoras. Los últimos de Filipinas se han replegado ahora hasta España.

La innovación española en cifras

En efecto, España se ha quedado sola en esta posición. La patente unitaria europea sólo reconoce el inglés, el francés y el alemán como lenguas oficiales en las que completar una solicitud, lo que continúa levantando ampollas a este lado de los Pirineos. Frente al esperado cambio de postura, España sigue en sus trece.

Cuando la patente unitaria europea salga adelante tendrá que convivir con la patente europea convencional y con la patente española, todo un abanico de posibilidades que complicará más el panorama científico comunitario. Por el momento, las empresas españolas sí confían en la patente europea existente, la no unitaria: los investigadores españoles registraron 1.527 solicitudes en 2015, un 3,8% más.

En España se registran 31,7 patentes europeas por cada millón de habitantes

En España se registran 31,7 patentes europeas por cada millón de habitantes, lo que sitúa al país en el puesto número 24 de los 38 que han registrado alguna en 2015.

A lo largo del último año, la institución que más solicitudes presentó fue el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), seguido por las multinacionales Amadeus y Telefónica. Cada una realizó 47, 34 y 31 peticiones, respectivamente.

Completaron la lista de las 10 organizaciones españolas más innovadoras Laboratorios Esteve, Repsol, Universidad Autónoma de Barcelona, Almirall, Abengoa, Acciona y Galenicum Health.

Pese a la mejora de los datos obtenidos en 2015, España se quedó con una espina clavada en la última edición de los premios al inventor europeo del año. Ninguno de los candidatos al galardón fue de origen español. Esa circunstancia contrasta con el año 2013, cuando el ingeniero español José Luis López Gómez recibió el reconocimiento por votación popular al inventor europeo del año por su trabajo en Talgo.

En la EPO tienen claro que si España no se suma al marco regulatorio de la nueva patente unitaria europea lo va a tener crudo para seguir en la «Champions League» de la innovación, así que tampoco le será fácil recibir otro trofeo al jugador más valioso (MVP, en inglés, esa lengua que parece tan odiada por las autoridades españolas).

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