El proceso interno que terminó con la dimisión de Ángel Ron y la contratación de Emilio Saracho fue irregular, impregnado de vicios graves que conculcaron las reglas de buen gobierno corporativo y los propios Estatutos Sociales del Banco Popular ya que se desvelaron secretos de empresa a los competidores, hecho que provocó que la entidad se colocara en una situación extrema y alimentara las intervenciones de los especuladores.
Tal y como aparece en el libro Banco Popular. Una Operación Diabólica, de Manuel Domínguez Moreno, el objetivo era descabezar al Popular porque tanto Ron como la mayoría de sus consejeros se oponían frontalmente a los planes de Antonio del Valle, que no era otra cosa que hacerse con el control absoluto del Popular sin lanzar la preceptiva OPA que hubiese beneficiado a todos los accionistas. Coincidiendo con esta presión del grupo que controlaba Del Valle se produjo un claro incremento de las posiciones bajistas que provocaron un desplome de la acción. Este ataque se produjo en tres fases.
Todo parece indicar que existía un plan preconcebido que se diseñó en una primera fase en México entre Antonio del Valle, Reyes Calderón y Borja Prado. En una segunda fase se produjeron reuniones entre el accionista mexicano y Emilio Saracho en Londres, del mismo modo que entre éste y algunos importantes ejecutivos del Santander, alguno de ellos alardea ser el autor intelectual de la operación. La tercera fase se inició con la tendencia de ciertos medios de comunicación de lanzar noticias negativas contra el Popular. En paralelo comenzaron las amenazas de Del Valle y Calderón de convocar una Junta General Extraordinaria para remover a buena parte del Consejo de Administración, algo que hubiera tenido un efecto devastador en la entidad. Las presiones fueron muy fuertes para realizar un cambio de Consejero Delegado y fue el momento clave para ver que quienes estaban encabezando la rebelión contra Ron les importaba muy poco la estabilidad, el buen gobierno y la confianza en el banco.
Mientras el mercado y los medios no controlados por quienes estaban en la operación alababan el éxito de la ampliación de capital por la rapidez y la sobredemanda, un diario digital nativo iniciaba definitivamente su pautada campaña informativa en contra del Popular con diferentes artículos en contra de la ampliación, algunos de ellos con informaciones totalmente alejadas de la realidad del mercado y de los reguladores europeos.
Las reuniones secretas entre Reyes Calderón, Antonio del Valle, Borja Prado y Helena Revoredo seguían manteniéndose y generando nuevas amenazas. El nuevo objetivo era Francisco Aparicio Valls, el secretario del Consejo. Las publicaciones de ese diario digital continuaban con titulares cada vez más agresivos. Hubo uno bastante clarificador en el que se mencionaba un informe del Santander muy crítico con Ángel Ron. Ya nos encontrábamos en el mes de octubre cuando ese diario digital inició su última ofensiva, de la que hablaremos en la próxima entrega de Notas para una querella.