Las socimis se juegan la existencia el 26-J

socimis inmobiliario

El debate sobre el papel de las sociedades de inversión inmobiliaria -socimis- arrecia ante el auge de Podemos en las encuestas. La formación morada tiene entre sus objetivos acabar con la fiscalidad privilegiada de la que se benefician estas empresas, un estatus diseñado para reactivar el mercado inmobiliario durante los peores momentos de la crisis.

Era diciembre de 2012, el año en que España pidió el rescate, un ejercicio complicado. Entre las terapias de choque que recetó el Gobierno de Mariano Rajoy no todo fueron recortes; también hubo estímulos a algunos sectores y empresas.

Hacia finales de año, el Senado aprobó una batería de medidas para reactivar la economía, entre las que había múltiples modificaciones del régimen fiscal de las socimis, las sociedades de inversión en activos inmobiliarios, que ya existían en España desde 2009. Gracias a las nuevas condiciones, estas empresas pasaban a estar bonificadas -o menos penalizadas- desde el punto de vista fiscal.

Las socimis no pagan el impuesto de sociedades sobre los beneficios que obtienen

Desde entonces, las socimis no pagan el impuesto de sociedades, que se aplica sobre los beneficios de las compañías que se enmarcan en el régimen societario general. A cambio, este tipo particular de sociedades se comprometen a ciertas condiciones: el 80% de sus ganancias tienen que provenir del alquiler de inmuebles, al tiempo que el 80% de los beneficios se tienen que distribuir en dividendos a sus accionistas.

En un panorama inmobiliario como el de 2012, con la demanda más que deprimida como consecuencia de la crisis, la competencia entre las socimis forzó la reactivación del sector y dinamizó el mercado del alquiler en un país en el que todos ambicionaban ser propietarios. Además, las ventajosas condiciones fiscales de las socimis facilitaron un aluvión de inversiones por parte de capitales extranjeros, aunque muchos de los que llegaron entonces eran fondos buitres.

Las condiciones han cambiado. España acumula varios trimestres de robusto crecimiento económico y las inversiones ya no son un problema -con el permiso de la incertidumbre política y de la escasez de crédito crónica que sufre el país-. Es más: las socimis están empezando a estorbar en el mercado, dado que están canibalizando la demanda de particulares, con lo que podrían recalentar los precios.

Por eso muchos quieren revisar las condiciones de las que disfrutan las socimis. Como algunos economistas defienden, las soluciones de emergencia están para las situaciones de emergencia.

Los privilegios

En Podemos lo tienen claro: se acabó el chollo de las socimis. El pacto de los botellines entre Izquierda Unida y Podemos incluye un punto que ya estaba en el programa electoral de la candidatura morada: la revisión de la fiscalidad de fondos de capital riesgo, socimis, sicavs y Entidades de Tenencia de Valores Extranjeros (ETVE) “para velar por la inversión productiva y la equidad fiscal”.

La bolsa ya ha tomado nota de estas intenciones reformistas por parte de Podemos y está penalizando a las principales socimis españolas. La más grande de ellas, Merlin Properties, acumula en lo que va de año un descenso del 16% en el parqué madrileño. La compañía, con una capitalización en bolsa de 3.143 millones de euros, es la única socimi en el Ibex 35.

Por su parte, el PSOE incluye entre sus propuestas económicas una revisión restrictiva de las figuras de las sicavs y de las etves pero no de las socimis.

Entre los planes de los socialistas no aparece como prioridad un cambio en el régimen fiscal de las socimis, aunque la portavoz socialista de Vivienda, Leire Iglesias, ya cargó contra este tipo de sociedades cuando el PP diseñó la exención tributaria de la que disfrutan. “Se les conceden unos grandes beneficios fiscales a cambio de nada”, criticó, pese a que fue su propio partido el que dio carta de naturaleza a las socimis en 2009, aunque con menos ventajas en su tipo impositivo.

Está claro que las socimis no cuentan con especial simpatía a la izquierda del arco parlamentario, que ve a este tipo de sociedades como una anomalía. Ellas, sin embargo, no se ven privilegiadas por el sistema.

Fuentes de una de estas empresas creen que “no hay vuelta atrás” y que las sociedades de inversión inmobiliaria han llegado para quedarse. No en vano, explican, este tipo de empresas existen en más de 50 países y generan un importante volumen de negocio, con deducciones fiscales incluidas.

viviendas madrid

Foto: Flickr – M. Peinado

Denominada Real Estate Investment Trust (REIT), la sociedad de inversión inmobiliaria fue una figura creada por el Congreso de Estados Unidos en 1960, aunque su expansión internacional no tardó en llegar. En los últimos 50 años, este tipo de fondos han conseguido establecerse en en todo el mundo con un negocio de cientos de miles de millones de euros.

Hemos surgido 4 o 5 compañías grandes en España. Entre todas ellas hemos captado más de 6.000 millones de inversores institucionales extranjeros, que han reactivado por completo el mercado inmobiliario”, reivindican las fuentes consultadas.

En ninguno de los países en los que se ha dado carta de naturaleza a la figura del reit se ha revocado su reconocimiento, apuntan. Su supervivencia, añaden, “no tiene nada que ver con la ideología política”.

“El régimen de socimis no es un régimen de fiscalidad privilegiada porque prácticamente el 100% de los beneficios se dedican a dividendos para los accionistas”, cuentan desde el sector. Mientras, defienden las fuentes consultadas, las grandes del Ibex reparten entre un 10% y un 20% de los beneficios en dividendos y, además, pueden abonar estos pagos en acciones, una operación que no les está permitida a las socimis.

Un punto intermedio

El secretario general del sindicato de técnicos de Hacienda Gestha, José María Mollinedo, no tiene claro si hay que jubilar a las socimis o dejar que sigan en activo.

“Cabe pensar si ese ahorro impositivo beneficia al país o no”, asegura en declaraciones a SABEMOS. “Cuando se tomó esa decisión, las circunstancias pesaban mucho sobre la mesa del Consejo de Ministros. Hoy, que está más relajada la crisis de la deuda española y más saneadas las entidades financieras, posiblemente ya no sea tan dramática esa situación y se pueda reconsiderar la tributación de estas compañías”.

En cualquier caso, matiza, pasar de una exención de tributación al cobro de tasas no es una operación “sencilla”. De no pagar el impuesto de sociedades a dejarse un 25% hay un “impacto importante” para las socimis, en su opinión. “Tal vez haya que establecer un calendario de adaptación un poco más progresivo”, indica Mollinedo.

Si se quiere cambiar el régimen tributario de las socimis quizá habría que hacerlo progresivamente, dicen desde Gestha

Las socimis no creen en esa salida. Las fuentes del mercado consultadas creen que no es cuestión de progresividad sino de seguridad jurídica.

“Lo que es blanco es blanco. Nosotros nacimos para ser una socimi con un marco. Si se cambia se convierte en otra cosa distinta. Si se sube la fiscalidad, esto pasa a ser una sociedad normal y no pasa a distribuir el 80% de sus beneficios en dividendos. No se puede tener todo”, subrayan.

Hay argumentos a favor y en contra de mantener los beneficios fiscales de los que gozan las socimis pero también hay debate sobre cuándo sería el momento perfecto para realizar los cambios.

“Si estamos hablando de que en el corto plazo no hay una perspectiva de revitalización del mercado inmobiliario, tal vez no sea entonces tan perentoria o tan dramática la necesidad de subir los tipos impositivos”, concluye el secretario general de Gestha.

El debate sobre las socimis es “complejo, con muchas aristas”, dice Mollinedo, y si los partidos políticos quieren abordarlo han de saber que no se puede zanjar por la vía rápida. Justo lo contrario de lo que sucede con la política española, un terreno de posiciones maximalistas que han impedido la formación de Gobierno en la última -y breve- legislatura.

Si se impone el criterio de Podemos en esta cuestión, los notables beneficios fiscales de las socimis podrían tener las horas contadas. Tienen mucho que perder en estas elecciones las socimis, y el mercado ya lo está descontando.

Foto: Flickr – M. Peinado

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