Las vacas también opinan sobre estrategias electorales

Todo al descubierto

Meruelo es un pequeño municipio de Cantabria, que apenas llega a 2.000 habitantes y en el que gobierna, con holgada mayoría, un alcalde del Partido Popular desde el año 2003.

Meruelo es un pequeño municipio de Cantabria, que apenas llega a 2.000 habitantes y en el que gobierna, con holgada mayoría, un alcalde del Partido Popular desde el año 2003. Los resultados del PSOE en ese pueblo en las últimas elecciones municipales fueron modestos, obteniendo solo 31 votos, frente a los 749 del PP. Las campanas, de tanta tradición en la zona, no tañeron en honor del candidato socialista, Luis Alberto Nicolás, que no consiguió ningún escaño en el gobierno municipal.

Es fácil imaginarle paseando por los verdes prados de la comarca trasmerana o lanzando piedras al río Campiazo, preguntándose por los motivos de ese nuevo fracaso. ¿Qué habría fallado? En el cartel electoral mostraba su mejor traje bajo el lema “Para que gane Meruelo”. Prometió entonces apoyo a los ganaderos, carril bici, 100 euros mensuales a los recién nacidos, una casa de la juventud.. y ¡hasta un campo de golf!

De forma incomprensible, la sencilla gente de la comarca no se entusiasmó ante la idea de pasar el escaso tiempo libre que deja el cuidado de la ganadería -esas hermosas reses de raza frisona-, mejorando su swing para colar pelotas en un hoyo.

Luis Alberto interpretó, sin embargo, que el problema se encontraba en su estrategia de comunicación, que los nuevos tiempos exigían audacia y creatividad. Así que, experimentando una especie de epifanía mientras labraba el campo, tomó una arriesgada decisión: buscó en su cartera 7 euros y con ellos compró un paquete de cien folios. Más tarde, con la ayuda de unos amigos, diseñó unos carteles que colgó por la localidad al finalizar un partido de Champions entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid. Que lo primero es lo primero.

Nuestro héroe decidió que la mejor estrategia para conseguir esos votos tan esquivos de sus vecinos era hacer una versión subida de tono de un meme de Julio Iglesias, de gran éxito en la red. “Soy mejor que tú y lo sabes” afirma en el cartel, mientras señala con el dedo al observador, que no tiene claro a quién se refiere. ¿Será al actual alcalde?, ¿se estará dirigiendo a sus vecinos?, ¿a la humanidad entera? En todo caso, este arrogante lema pasa a un segundo plano ante la perplejidad que causa la imagen de Luis Alberto desnudo, tapando sus vergüenzas con la rosa que simboliza al partido que representa.

El candidato socialista, que desconocía la experiencia previa de Albert Rivera, considera que «impactando» así a los vecinos, » se quita el miedo a los caciquismos» y amenaza con distribuir nuevas fotografías en las que aparece simulando la escultura de “El pensador”, de Rodin, o “El Cristo” de Botero.

El mismo día que Luis Alberto Nicolás se daba a conocer en toda España con su atrevida iniciativa, Mariano Rajoy valoraba los últimos datos de empleo en un video que parece grabado con una vieja Blackberry tras una noche de borrachera. En él, nuestro presidente aparece descamisado, pues sus asesores le han aconsejado mostrar una imagen más cercana, epidérmica y tuitera para buscar apoyos entre la chavalería.

A su manera, tan parsimoniosa, quizás Mariano Rajoy avanza en la línea de Luis Alberto Nicolás para mejorar, como aquel, sus perspectivas electorales y recuperar ese liderazgo que se cuestiona desde sus propias filas. Esperemos que no llegue al extremo de desnudarse, ocultando sus genitales con el símbolo de su partido, sea charrán o gaviota.

Hoy, en Meruelo, una vaca pacía a las afueras de la villa y, llevado por el viento, un trozo del cartel electoral del candidato del PSOE ha ido a parar junto a su hocico. Ya sea por la apetitosa imagen de la rosa o por la limitada inteligencia de la res, el caso es que esta ha engullido el papel sin dudarlo. Un papel que, como todo lo que habita este loco mundo, acabará fertilizando la tierra. El mejor destino que podrían tener también algunas estrategias electorales, si no fuera porque se hallan tan alejadas de lo orgánico, del terreno por el que pasea su piel doliente la ciudadanía.

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