Los informes ‘secretos’ sobre el cementerio nuclear alertaban de las dudas sobre los terrenos

El CSN entrega los documentos confidenciales sobre el almacén nuclear de Villar de Cañas a la ONG Transparencia Internacional y al Consejo de Trasparencia. Los dos informes externos (de la consultora URS y de la Universidad de Cantabria) y la documentación de los técnicos del CSN también facilitada por el organismo confirman que la información entregada por Enresa sobre el suelo en que se ubicará el silo era insuficiente y que existían dudas sobre la idoneidad de los terrenos por su composición. A pesar de contar con estos informes, el pleno del CSN aprobó el pasado julio el informe favorable a la concesión de la autorización de emplazamiento del cementerio nuclear.

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) se ha visto obligado a difundir documentación técnica hasta ahora considerada confidencial y que se utilizó para dar el visto bueno al emplazamiento elegido para construir el almacén nuclear en Villar de Cañas (Cuenca). Una documentación en la que se alertaba –antes de informar favorablemente sobre la autorización de emplazamiento- de que no se disponía de información suficiente para descartar riesgos vinculados a los terrenos seleccionados y que existían dudas razonables sobre la idoneidad de los mismos [ver aquí todos los informes]

Obligado por el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno (CTBG), el supervisor del sector nuclear ha tenido que entregar a la ONG Transparencia Internacional-España dos informes externos encargados a la consultora norteamericana URS y a la Universidad de Cantabria para ayudar en la evaluación de la documentación entregada por Enresa –la empresa pública titular del proyecto del almacén nuclear-. Y el CSN también ha incluido otros cuatro documentos no solicitados, que son informes de los propios técnicos del supervisor, subrayando que sirven para completar la información que contienen los dos documentos encargados a otras entidades.

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) aprobó el 27 de julio el informe en que se mostraba favorable a la autorización de emplazamiento del almacén nuclear de Villar de Cañas, lo que en la práctica supone ratificar la idoneidad de la ubicación elegida para albergar la instalación. Sin embargo, en el propio informe aprobado entonces por el organismo se recogen las dudas de su cuerpo técnico sobre la calidad de los suelos y se emplazaba a Enresa a hacer nuevos estudios en las próximas fases del proceso.

Sobre esas dudas y sobre esa necesidad de información adicional ya se alertaba con insistencia en los documentos hechos públicos ahora, especialmente el elaborado por la consultora URS para evaluar los estudios realizados por Enresa y en los propios informes de los técnicos del CSN previos a la autorización. El estudio de la Universidad de Cantabria, que se centra específicamente en las propuestas de Enresa sobre cómo levantar los cimientos de los edificios del almacén nuclear, sí avala con carácter general las soluciones que pretenden darse a los problemas derivados de la composición de los suelos de Villar de Cañas.

Las dudas de las que alertan los informes

El CSN contrató a la consultora URS para ayudar en la evaluación de toda la documentación entregada por Enresa para la caracterización de los terrenos en que se ubicará el Almacén Temporal Centralizado (ATC) de residuos radioactivos. En el informe, fechado el 9 de julio de 2015 (tres semanas antes de la aprobación del informe favorable por parte del CSN), los expertos de la consultora alertan de “incertidumbres” sobre la geología del suelo por los estudios insuficientes de Enresa y de que no puede descartarse por completo el riesgo de movimientos sísmicos en la zona (poniendo como ejemplos los producidos en años anteriores en Ciudad Real y Albacete).

Los informes de los propios técnicos del CSN (que no habían sido solicitados, pero el organismo ha incluido) también son previos al visto bueno de la autorización de emplazamiento. El cuerpo técnico la mayoría de las dudas de URS (en unos), las advertencias sobre falta de información suficiente (en otros) y se recoge la lista de estudios adicionales que se exigirán a Enresa para continuar en el proceso (aún en otros).

En el mismo sentido que el informe de la Universidad de Cantabria, los técnicos del CSN dan por bueno la propuesta de Enresa para solucionar los problemas para cimentar los edificios dada la presencia de yesos y arcillas en el terreno. Una solución que pasa básicamente en hacer cimientos más profundos y construir una base envolvente para la instalación. Una solución que, aunque no se recoge en estos informes por no ser su objeto, encarecerá sustancialmente la construcción del ATC.

A pesar de las dudas, el CSN dio su visto bueno al emplazamiento. Y ahora trabaja en el siguiente paso para impulsar el proyecto: las labores para aprobar a mediados de este año el informe favorable a la autorización de construcción de las instalaciones. Y ello a pesar de que el Gobierno aún no ha aprobado formalmente la autorización previa de emplazamiento y a pesar de que la Junta de Castilla-La Mancha ha bloqueado legalmente el proyecto ampliando una zona de protección ambiental hasta las parcelas en que se ubicará el ATC.

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