Cuando una persona está desesperada es blanco fácil de charlatanes y desaprensivos. Si esta desesperación tiene que ver con un problema de salud, propio o de un familiar, la persona se va a agarrar a un clavo ardiendo y no va a reparar en gastos si alguien afirma que tiene una solución a su problema, aunque esa solución sea una estafa.
Uno de los personajes que más ha dado de hablar en este aspecto en los últimos años ha sido Josep Pamies. El individuo en cuestión empezó su carrera como sindicalista agrario, con poco éxito. Luego se convirtió en un icono de la lucha antitransgénicos y de la agricultura ecológica a pesar que su empresa familiar se dedica a la agricultura de delicatesen en invernaderos industrializados y sin ser ecológico. De esta época le queda una condena por lesiones a un guardia civil durante una “ocupación pacífica” y haber destrozado varios campos experimentales de OGM.
No obstante la lucha anti OGM no es demasiado rentable y en los últimos años ha reenfocado su actividad hacia el negocio de la salud. Con una organización afín llamada “La dolça revolució” se dedica a vender todo tipo de plantas, presuntamente medicinales, sin ningún tipo de control ni autorización. Y no se ha cortado en hacer todo tipo de afirmaciones extravagantes, como decir que tiene la cura del SIDA o el Ébola, la diabetes o el cáncer, o recomendar dar marihuana a un bebé, entre otras. A pesar de afirmar que los productos naturales tienen solución para todo, también promociona productos peligrosos como el MMS y del cual la agencia española del medicamento ya ha alertado sobre su toxicidad, un blanqueador industrial que se utiliza para mantener piscinas, afirmando que cura todos los males. Por cierto, sus últimos encontronazos con la justicia han sido por tener cultivos ilegales de marihuana, según él con fines medicinales, pero sin autorización para ello.
Pamies promociona sus productos en charlas y conferencias por toda la geografía española. Normalmente esas charlas se dan en espacios públicos, con preferencia en universidades o institutos, para darle un cierto aire académico. Por suerte, sus andanzas empiezan a ser conocidas y cada vez le es más difícil encontrar espacios públicos. Últimamente suele prodigarse en auditorios privados. Pero aquí hay otro problema. Suele poner un tenderete de hierbas etiquetadas como “cáncer”, “diabetes”, etc… que vulnera todas las leyes sanitarias habidas y por haber. En algún momento la denuncia ha llegado a tiempo y se le ha permitido dar la charla pero no poner el tenderete, lo que normalmente implica que se niegue a dar la charla (que la pela es la pela). Una cosa es la libertad de expresión y otra cosa es estafar a alguien y jugar con su desesperación.
A pesar de esto sigue con su campaña, de ahí la sorpresa del anuncio de una próxima charla en la Vall d’Uixó programada para el próximo lunes 24 de octubre en el local de la Caja Rural, con el patrocinio de diversos negocios de medicina alternativa y del grupo ‘Ecologistas en Acción’. Respecto a la Caja Rural, es una entidad privada. Puede hacer lo que quiera, pero si yo fuera cliente ya me habría dado de baja, ¿pero ‘Ecologistas en Acción’?
Ecologistas es una organización con apenas socios que vive exclusivamente de subvenciones y fondos públicos, como reflejan sus informes de gestión. Que una organización que pagamos todos con nuestros impuestos se dedique a promocionar actividades, que para empezar, poco o nada tienen que ver con la ecología y el medio ambiente, es como mínimo sospechoso, por no hablar de falto de ética. Por cierto ¿’Ecologistas en Acción’ apoya las afirmaciones de Pamies sobre el Sida y el Ébola? Entonces ¿qué credibilidad le podemos dar cuando hablen de medio ambiente, ecología o alimentación? Creo que le deben una explicación a sus pocos socios y a los muchos contribuyentes que financiamos sus actividades.
Imagen | Youtube – ‘Miquel Figueroa‘