Rajoy acepta el encargo del Rey e intentará formar un Gobierno «duradero»

Felipe VI concluye su quinta ronda de consultas con una nueva nominación del líder del PP, que esta vez tiene todas las garantías de salir elegido jefe del Ejecutivo. «Soy perfectamente consciente de las dificultades que entraña el hecho de gobernar en minoría», señala Rajoy, que promete «diálogo» para intentar que la legislatura dure «cuatro años». El pleno de investidura comenzará este miércoles (18h) y la reelección será un hecho en la tarde del sábado.

El horizonte se despejó el domingo, pero hasta este martes no ha tomado carácter oficial. Mariano Rajoy volverá a someterse a una sesión de investidura, esta vez con todas las garantías de éxito, después de aceptar el encargo del Rey de formar gobierno. Felipe VI ha tomado la decisión tras concluir la quinta ronda de consultas con los líderes políticos en menos de un año, la primera en la que uno de ellos ha acudido con apoyos suficientes para recibir la confianza del Congreso. El viraje del PSOE, que el domingo decidió abstenerse ante la candidatura de Rajoy, permitirá desbloquear España tras más de 300 días de interinidad.

«Soy perfectamente consciente de las dificultades que entraña el hecho de gobernar en minoría», ha declarado Rajoy desde Moncloa. Su intención es liderar un Ejecutivo que sea «capaz, estable y duradero», por lo que su segundo mandato estará marcado por dos conceptos -«responsabilidad y compromiso»- de los que todos los actores, a su juicio, deberían impregnarse. El líder popular pretende que la legislatura dure «cuatro años» y suponga «un nuevo periodo basado no en los maximalismos sino en el diálogo, el entendimiento y la cooperación». Ve mimbres para forjar grandes acuerdos con PSOE y Ciudadanos –«las discrepancias en lo sustancial no son tan grandes»-, aunque rechaza entrar en detalles sobre las reformas a negociar.

El líder del PP ve mimbres para forjar grandes consensos y pide a todos los partidos «responsabilidad y compromiso»

La presidenta del Congreso, Ana Pastor, ha convocado el pleno de investidura para este miércoles a las 18h. Lo ha hecho nada más departir con el Rey y ser informada del encargo a Rajoy. El candidato pronunciará su discurso e inmediatamente después se suspenderá la sesión hasta el jueves a las 9h, donde comenzarán a darle réplica los grupos de la oposición, de mayor a menor, cerrando el PP. Se espera que la primera votación se produzca en torno a las 20h de ese mismo día, quedando la segunda para el sábado, justo 48 horas después.

Rajoy no superará la primera -necesita mayoría absoluta-, pero sí la segunda, donde basta con sumar más ‘síes’ que ‘noes’ y será decisiva la abstención del PSOE. Varios diputados socialistas, entre 15 y 20, están dispuestos a romper la disciplina de voto y mantenerse en el ‘no’, cosa que desatará nuevas tensiones en el socialismo pero que no pone en riesgo la investidura. Sumará 170 apoyos -propios, de Ciudadanos y de Coalición Canaria- y no más de 120 votos en contra -de Unidos Podemos, los nacionalistas, Nuevas Canarias y los díscolos del PSOE que se salten el mandato del Comité Federal-.

Ronda exprés del Rey

Rajoy ha cerrado una ronda de audiencias comprimida en extremo por Zarzuela. Hasta 15 portavoces se han entrevistado con Felipe VI en un lapso de apenas 30 horas. La Corona diseñó el calendario para que las entrevistas se iniciaran después del decisivo Comité Federal del PSOE y con margen suficiente para que pudiera haber investidura antes del día 1, cuando las Cortes se disolverían si no hubiera presidente electo. Para el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, estas audiencias han sido un «trámite» porque ya se sabía lo que iba a ocurrir. Su grupo parlamentario es muy crítico con la decisión de los socialistas, que alguno califica de «traición» y que todos ven como el síntoma definitivo de que el sistema de 1978 está en crisis y ellos son la única alternativa al statu quo. Asimismo, alientan la protesta que se está organizando en las inmediaciones del Congreso para clamar contra la reelección de Rajoy e incluso la respaldarán con la presencia de algún diputado, como Alberto Garzón.

El líder del PP no ha querido entrar en esta polémica y se ha limitado a respetar cualquier iniciativa que se haga con arreglo a la Constitución y la ley. Su prioridad está ahora en tratar de hacer de esta una legislatura útil y provechosa, donde se aborden desde el consenso reformas como la educativa, a la que se ha referido en su intervención en Moncloa. Asegura que hablará de «todo» con la oposición, teniendo como límites «la unidad de España, la soberanía nacional y el principio de igualdad», espacios que el PP comparte con PSOE y Ciudadanos.

«Ni se me pasa por la imaginación en estos momentos plantearme una disolución de las Cortes»

Su primer movimiento, una vez jurado el cargo, será nombrar Gabinete. Ahí ya podría observarse algún gesto del presidente, como dar salida a los ministros más rechazados por los socialistas y Albert Rivera. Luego comenzará el tiempo de la negociación, sobre la base del acuerdo PP-Ciudadanos firmado en agosto, 150 medidas de todo tipo y condición. Cien de ellas, además, se incluyeron en el pacto Rivera-Sánchez alumbrado en febrero. «Ni se me pasa por la imaginación en estos momentos plantearme una disolución de las Cortes», ha señalado Rajoy al ser preguntado por un posible bloqueo en el Congreso tras la investidura. Ofrecerá a la Cámara un proyecto que «no va a diferir mucho» del que propuso el 30 de agosto, aunque lo planteará «de una manera más resumida» y se abrirá «a atender todas las sugerencias» que se le hagan desde la oposición y dentro del marco constitucional.

Los populares han reaccionado a la nominación de su presidente con orgullo, difundiendo en Twitter el mensaje «Y el candidato a la investidura es…» acompañado de una célebre imagen de Rajoy, utilizada por sus adversarios en multitud de ocasiones para mofarse de él. Al cabo de unas horas, el tuit ha sido borrado. Casi un año después de las generales del 20-D y cinco después de su mayoría absoluta, el líder del PP está a punto de ser reelegido y ser el gran protagonista de la legislatura más singular de la democracia, con un Parlamento fragmentado y numerosos retos no menores por delante.

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