Una fuerza imparable golpea una vez más la parrilla televisiva. Por tercera vez desde el estreno de la película original en 2013 vuelve el Sharknado . Heredera de la tradición de películas televisivas estadounidenses, producto de las decisiones del canal SyFy, fenómeno global por derecho propio, es difícil decidir incluso lo que se puede esperar de esta nueva entrega.
La aparición de Sharknado en julio de 2013 supuso un cambio brutal en la percepción de las películas que desde 2001 llevaban produciéndose regularmente para el canal SyFy. Su estreno, con un éxito moderado en audiencia, tuvo una repercusión brutal en las redes sociales que favoreció reestrenos en cines, emisiones a lo grande por todo el mundo y todo tipo de mercadotecnia derivada. La obvia emisión de una segunda parte al año siguiente tuvo los efectos esperados, una mayor expectación y una menor aceptación. Aún así los datos eran suficientemente buenos como para que el canal haya decidido darle una tercera parte un año más. Así que, ¿qué podemos esperar de ella? ¿Cuánto quedará de aquel impacto original? Y, puestos a preguntarnos, ¿cómo hemos llegado hasta aquí?
Breve historia del telefilme
Desde el principio de la existencia de la televisión se han preparado obras en exclusiva para este medio, algunas que estaban a medias entre una película y una representación teatral, otras que eran musicales filmados y algunas que eran representaciones infantiles. En cualquier caso, la idea de crear contenido propio es tan antiguo como la propia televisión. De ahí que tras estos tanteos en los años cuarenta y cincuenta comenzaran la producción tanto de su propia aproximación al serial, que acabaría dando lugar a las series -que en algunos casos eran agrupados y ofrecidos al extranjero como películas, una práctica aún vigente- como los primeros intentos de telefilmes propiamente dichos. De modo que para los sesenta las cadenas empezaron a crear sus programas de telefilme de la semana. El primero de ellos NBC Saturday Night at the Movies que comenzó en 1961 aunque no sería hasta octubre de 1964 con See How They Run que emitiera la primera película creada especialmente para televisión. Podría haber sido antes, por ejemplo la película, The Killers de Lee Marvin con un joven Ronald Reagan, pero fue juzgada demasiado violenta y enviada como estreno de cine.
No solo películas, en algunos casos sirvió para calibrar el éxito de una propuesta y decidir si, a partir del telefilme, se realizaba una serie. Tal fue el caso de Battlestar Galactica: Saga of a Star World (1978) que logró cerca de 60 millones de espectadores y pasó a ser serie. Otra posibilidad era realizar capítulos de larga duración que se ofrecían como películas ligadas a un personaje, así es como vieron originalmente la luz las dos películas de Kolchak obra de Dan Curtis con guiones de Richard Matheson o, incluso, montar una serie de estas películas para ir emitiendo una al mes de cada personaje y así tener una mezcla de series y telefilmes como la NBC Mystery Movie en la que se presentó entre a otros a Colombo.
En los años setenta fue convirtiéndose en habitual que entre los temas más dramáticos o de sensibilización -como uno de los más exitosos telefilmes de todos los tiempos, El día después, centrado en un escenario de postapocalipsis nuclear- fueran entrando películas de suspense o, directamente, terror. Probablemente la más conocida de todas sea El diablo sobre ruedas (1971), obra de Steven Spielberg sobre guión de Richard Matheson para ABC Movie of the Week. Pero no fue Spielberg el único en contribuir a este tipo de películas: Wes Craven realizaría Las dos caras de Julia en 1978, ese mismo año John Carpenter dirigiría Someone’s Watching Me! y al año siguiente Peter Weir se ocuparía de El visitante, aunque posiblemente el maestro del género acabaría siendo Fred Walton que realizó para televisión ya en los ochenta títulos como I Saw What You Did (1988), Atrapados (1989) o Escalofrío en las ondas (1994). La pervivencia de estos telefilmes siguió dando sus frutos también en los noventa con una de las últimas joyas hechas para televisión, Enterrado vivo de Frank Darabont, emitido en 1990 en USA Network. En España a mediados de los 2000 y bajo el paraguas de Chicho Ibáñez Serrador se realizaron las Películas para no dormir en las que participaron como directores Enrique Urbizu, Jaume Balagueró, Paco Plaza, Álex de la Iglesia, Mateo Gil y el propio Chicho.
La emisión de este tipo de películas para televisión fue creando un pequeño culto entorno a algunas de ellas – El hombre de papel (1971), Home for the Holidays (1972), Gargoyles (1972), Bad Ronald (1974) o La iniciación de Sarah (1978, Satan’s School for Girls), entre otras- que ha acabado dando nueva vida a algunas de ellas como remakes televisivos o, incluso, cinematográficos, tal y como sucedió cuando Guillermo del Toro decidió apadrinar en 2010 una nueva versión de No tengas miedo a la oscuridad de 1973. Por supuesto en toda esta ola de películas hubo un lugar para los escualos cuando la resaca de Tiburón (1975) facilitó la aparición de obras como Shark kill (1976). No sería la última, aún daría tiempo para que apareciera otra historia de tiburones en los años noventa con Cruel Jaws (1995). Pero todo se dispararía con la multiplicación del canal SyFy.
La llegada de SyFy
En 1992 comenzaron las emisiones del entonces llamado Sci-Fi Channel, una idea del matrimonio formado por Mitchell Rubenstein y Laurie Silvers vendida a USA Networks, por aquel entonces una plataforma conjunta de las productoras Paramount y Universal que vieron la oportunidad de dar salida al fondo acumulado de películas y series de género fantástico: Los monstruos de la Universal o Star Trek de la Paramount eran parte de las propiedades que fueron rescatadas para un nuevo público. También honrar las creaciones clásicas y mostrar creaciones -a ser posible de los poseedores de los derechos- menos conocidas, para lo que montaron un comité de expertos asesores entre los que se encontraban el propio Gene Roddenberry e Isaac Asimov, ambos muertos antes de que el canal pudiera ponerse en marcha y a cuya memoria se encomendaron en la primera emisión que continuaría con la emisión de las películas de Star Wars. Los derroteros de la cadena pronto cambiaron, primero con la venta de Paramount a Viacom en 1994 y luego con las diversos movimientos empresariales que acabaron con USA Networks como una parte más del entramado de la NBC/Universal dedicada al negocio por cable en 2004.
Para ese año ya llevaba un tiempo funcionando una de las ideas para crear contenido propio en el canal. En 2001 decidieron dedicar una partida presupuestaria a organizar con distintas productoras de bajo presupuesto -entre 1 y 2 millones de dólares cada una- su propia versión de La película de la semana bien los sábados como Sci Fi Pictures Original Films o dentro del espacio The Most Dangerous Night of Television. Incluso cuando en 2009 decidieron intentar abrirse a un público más generalista con el cambio de nombre a SyFy mantuvieron esta sección, una de las pocas que se mantuvo. En total llevan casi 250 películas originales en estos 15 años, cubriendo el resto de su producción con pilotos rechazados por otras cadenas como Anonymous Rex (2004), para sus propias obras derivadas como los telefilmes de Battlestar Galactica o por películas externas de bajo presupuesto como venían haciendo hasta el momento.
En la sección cabían todo tipo de películas, desde las de desastres tipo Disaster Zone: Volcano in New York (2006) o superhéroes Stan Lee’s Lightspeed ese mismo año, las de bichos y monstruos como Bats: Human Harvest (2007), Ice Spiders (2007) o Bigfoot (2012), mucho alienígena como Alien Hunter (2003), Alien Lockdown (2004) o Alien Apocalypse (2005). Por supuesto también continuaciones de otras películas: House of the Dead 2 (2005), Anaconda 3: Offspring (2008) o las continuaciones de Species o Mandíbulas. Explotaciones como Fire and Ice: The Dragon Chronicles (2008), Almighty Thor (2011), Flu Bird Horror (2008), e incluso las hay navideñas como 12 Disasters of Christmas (2012) o Christmas Icetastrophe (2014). La variedad de temas y el descontrol general del canal le permite tener entre sus filas obras tan indescriptibles como Man with the Screaming Brain (2005) o Ghostquake (2012), pero sobre todo sirvió para cultivar un género que podríamos considerar una mezcla de casi todos los anteriores.
Monstruos, bichos, desastres, acercamientos a lo que podían encontrarse… De ahí la aparición de Dinocroc (2004), Mansquito (2005, conocida en España como Mutación), Pirañaconda (2012) o Frankenfish (2004). Y en cuanto se podían unir un par mucho mejor: Boa vs. Python (2004), Dinocroc vs. Supergator (2010), Mega Python vs. Gatoroid (2011) o Chupacabra vs. The Alamo (2013) que no es exactamente eso pero que permite hacerse una idea
Pero, sobre todo… ¡Tiburones!
Da igual que el tiburón mate anualmente a pocos humanos, su papel en la figura popular gracias sobre todo a la película de Spielberg está claramente fijado, su fascinación permanece y se ha ganado un hueco en el cine con películas como Mako, el tiburón de la muerte (1976), ¡Tintorera! (1977), L’ultimo squalo -pícaramente titulada en España Tiburón 3– (1981), El devorador del océano (1984), La noche del tiburón (1988), Deep Blue Sea (1999) u Open Water (2003). Incluso se veía a ‘primos lejanos’ como Orca, la ballena asesina (1977) tratar de atrapar parte de su fama. E incluso hubo series animadas como los Street Sharks (1994-1997). Pero quién más hizo por mantenerla fue el Discovery Channel.
En 1988 pusieron en marcha la primera Semana del Tiburón o Shark Week, originalmente pensada para informar y explicar sobre los tiburones, intentar eliminar las leyendas negras que le rodeaban. Su éxito lo ha convertido no solo en el evento anual más duradero de la televisión por cable estadounidense, también ha hecho que su finalidad cambie según el canal ha ido descarrilando hacia los intentos de lograr audiencia a cualquier precio incluyendo lo que llaman Docuficcion y que no es sino una forma de documental que si no llega a lo abiertamente ficticio se queda cuanto menos en lo extraordinariamente especulativo.
Este éxito no le pasó por alto al SyFy que aprovecho para incluirlo en su sección de monstruos recurrentes. Inicialmente aprovechando producciones externas como la espantosa Shark Attack (1999), que pese a su inutilidad manifiesta pudo engendrar dos continuaciones: Shark. El demonio del mar (2000) y Terror en el abismo (2002) que en inglés es Shark Attack 3: Megalodon. Las películas con tiburones iban y venían: Shark Hunter (2001), Red Water (2003), Shark Zone (2003) o Hai-Alarm auf Mallorca (2004) cuyo título internacional es Shark: Attack in the mediterranean se estrenaban sin mucho problemas en canales secundarios y directos a vídeo, La playa del terror (2005) (12 days of terror), Space Sharks (2005), El ataque de los tiburones (2005, Spring Break Shark Attack) iban sucediéndose sin que la cadena acabara de animarse a producir sus propias obras.
Eso cambió con la que fue originalmente concebida como Hammerhead, luego como Hammerhead: Shark Frenzy y finalmente, por si alguien se había perdido, como Sharkman (2005), una de sus obras de mezclas extrañas que funciona por motivos inexplicables y que se acabó convirtiendo en un punto de partida que pronto dio lugar Alerta tiburones (2008, Shark Swarm) o Shark in Venice (2008) o Tiburones en Malibú (2009). Parecía que los tiburones estaban volviendo y con ellos la desvergüenza, de modo que -fuera del circuito SyFy- se estrenó directo a vídeo la curiosa Jaws in Japan (2009) que cambió su nombre en cuanto hubo reclamaciones legales -a saber por qué- al de Pyscho Shark.
Por supuesto al SyFy le faltó tiempo para enloquecer, al año siguiente se estrenó Tiburones en Mega Shark vs. Giant Octopus (2009), luego Sharktopus (2010 TV Movie) y la continuación Mega Shark vs. Crocosaurus (2010), para 2011 ya tendríamos 5 películas de tiburones: Dinoshark, Sand Sharks, Snow Shark: Ancient Snow Beast, Super Shark y El tiburón del pantano (Swamp Shark). No es de extrañar que en 2012 se estrenara en los cines que se dejaran Marea letal y saliera un directo a vídeo titulado Shark Week porque para qué dar rodeos. En 2012 llegaría el intento exploitativo Jersey Shore Shark Attack y la locura de El ataque del tiburón de dos cabezas. La cosa podría haberse quedado ahí pero en realidad todos sabemos que esas cosas nunca suceden.Porque en 2013 seríamos golpeados… por un Sharknado.
El golpe del Sharknado
La historia del cine ha estado lleno no solo de grandes momentos, también de películas que -sin un motivo especial- caen en gracia. Algunas de esas películas están dentro de las producciones con menor presupuesto, muchas veces visiones de gente decidido a sacar adelante su idea como sea y otras de trabajadores que han llegado a un acuerdo y van a producir el relleno que sea necesario. A veces la genialidad es patente, otras es el desparpajo con el que muestran lo que son y lo que tienen. Esto lleva a algunos a pensar que carecen de un valor propio y solo sirven en tanto a diversión con la que perder el respeto al cine, no entienden por qué les agrada y lo reducen a ‘Es malo pero te ríes’ y fórmulas similares con las que reconocen el buen rato pasado pero evitan tener que reflexionar sobre los motivos por los que algo fuera de la cultura sancionada por la crítica, el público o ambas merece la pena.
La multiplicación de plataformas ha llevado a la de producciones y también a una mayor facilidad para ponerse en contacto con esas obras y comentarla bien a diferentes velocidades o todos a la vez. Gracias a ello hemos podido disfrutar de películas inesperadas desde Troll 2 (1990) hasta The Room (2003) o Birdemic (2010), errores cinematográficos de los que se puede extraer un regocijo que no tiene que ver con lo que sus creadores esperaban. Sí, eso incluye a Tommy Wiseau.
Como decía al principio, en 2013 la llegada de Sharknado puso a mucha gente ante sus televisores a comentarla y convirtió lo que no dejaba de ser otra rutinaria y perezosa creación más del SyFy en un emblema de algo. No está claro de qué, pues para unos ejemplificaba esos accidentes de trenes que no puedes dejar de mirar, para otros era simplemente el producto de un nombre afortunado y alguno incluso hablaba de un momento de catarsis colectiva canalizado por el canal. La trama de la película es tan sencilla como su propio título y poco pasa que no se ciña a los códigos y temas habituales de este tipo de catástrofes monstruosas que el canal ha producido o albergado a docenas. Los productores de la película, The Asylum, tenían a sus espaldas una larga trayectoria creando exploits de bajo presupuesto y tirando con producciones más bien descuidadas para cubrir el expediente. Les tocó a ellos como podría haber sido al New Horizons de Roger Corman, creadores del Sharktopus, La Nu Image de Avi Lerner y su Sharkman o incluso a alguna de las infrecuentes colaboraciones de David DeCoteau, aunque es cierto que hasta el éxito de esta nos e le ocurrió hacer cosas como su 90210 Shark Attack (2014). Porque eso es exactamente lo que pasó, llegó el éxito y la productora aprovechó para sacar dinero y el resto para hacer sus exploits, como siempre se han hecho.
Los primeros que llegaron fueron los que ya estaban preparados: la desaprovechada Ghost Shark (2013) tuvo el honor de ser la primera tras Sharknado, ese mismo año se estrenaba Avalanche Sharks que estaba prevista como secuela de Sand Sharks y ahora recibía un nuevo título exploitativo. Incluso se consideró llamarla Sharkalanche.
De inmediato se pusieron a trabajar en una secuela, Sharknado 2: The second one (2014) que dejaba claro desde el principio su autoconsciencia irónica, algo que acababa de arruinar el conjunto puesto que si la primera era simplemente una película desganada en esta parecían esforzarse en meter muchos cameos y hacer las cosas sin demasiado sentido o presupuesto. El resultado tuvo, sin embargo, un éxito mayor en audiencia al de la primera al organizarse poco menos que como un festejo, y solo un par de secuelas, Mega Shark Versus Mecha Shark y Sharktopus vs. Pteracuda serían emitidas ese mismo año con producción del canal.
Así es como hemos llegado a este año. El 22 de julio se emite en Estados Unidos la tercera parte, Sharknado 3: Oh Hell No (2015) y parece poco probable que se nos ofrezcan muchas novedades, teniendo en cuenta que han garantizado alrededor de 50 cameos y ya han decidido aprovechar a tope las posibilidades del ‘product placement’. Queda por ver si eso llevará un descenso de los espectadores o dará igual arrastrado en la riada social y mediática. Lo que está claro es que al menos la fiesta seguirá allí.
El canal SyFy ha decidido acompañar esta entrega con otras 6 películas de tiburones para organizar su propia versión de la Semana del Tiburón. Los títulos ya nos dicen por dónde van a ir los tiros, tanto en los inevitables regresos que parecen haberse superado una vez más con Mega Shark vs. Kolossus y Sharktopus vs. Whalewolf hasta continuaciones más sencillas como Ghost Shark 2: Urban Jaws y 3 Headed Shark Attack a aproximaciones que raro es que no hubieran sucedido antes como Zombie Shark y Roboshark. Lo que parece claro es que aún habrá larga vida para los tiburones.
Y si no estás muy por la labor de estos escamosos peces quizá te guste saber que el canal está centrando sus esfuerzos de producción en algo un poco más caliente y peludo: Lavalantula (2015) que ofrecerá a finales de año una particular lucha entre estas arañas mutantes y un reparto compuesto en gran parte por actores de Loca academia de policía. El desastre nunca se va muy lejos.