Puede ser duro asumirlo, pero la televisión es un centro educativo para cualquier niño. Tanto o más que el colegio. Por eso, la exposición de los menores debería ser controlada. Pero se suman dos factores que lo dificultan: la llegada de la TV a la carta que se puede ver a cualquier hora del día; y la dejadez de los padres con este asunto.
De hecho, el segundo punto debería bastar. Según el ‘Panel de Hogares’ elaborado por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), solo el 47,5% de los hogares con menores de edad afirma conocer la existencia de medios para bloquear o filtrar los contenidos audiovisuales que ven los menores en casa. De éstos, solo el 14,9% tiene activada alguna opción de control parental en los aparatos de televisión.
Esto hace que el primer factor, el hecho de que ahora gran parte de los contenidos sean bajo demanda, pierda su valor. Si un menor puede coger el mando a distancia a cualquier hora del día y conectar con Jorge Javier Vázquez, Gran Hermano o cualquier programa de baja calidad y alto contenido no apto para menores, todo da lo mismo. Los famosos horarios de protección al menor que plantea la Ley General Audiovisual, entre las 6.00h y 22.00h, con franjas de superpreotección en la mañana y la tarde, pierden todo el sentido.
Además lo hacen con la contradicción de que los padres, en principio, sí parecen preocupados por esta situación. Sobre todo los hogares cuanto más joven es el menor. En el caso de niños hasta los 11 años, más de un 80% de los hogares con menores de esa edad se declara muy o bastante preocupado por casi todas las categorías de contenidos tratados en la encuesta. En cambio, cuando se trata de menores entre 12 y 17 años los porcentajes de hogares muy o bastante preocupados rondan el 60%-70%.
Respecto de las categorías que destacan por el grado de preocupación se encuentran los contenidos violentos, el sexo explícito y los contenidos que muestran conductas peligrosas que puedan ser imitadas por los jóvenes. Cuando los menores tienen hasta 6 años también causan inquietud los contenidos que pueden generar miedo y angustia.
Pero el mar de contradicciones no acaba. Según los datos que aporta el regulador, los padres sí que están preocupados, pero lo focalizan en otros soportes.
Por paradójico que parezca, hay más precaución por la tablet que la televisión. Esto, también puede ser motivado porque los controles parentales de la TV son más complejos de utilizar. Simplemente queda la esperanza de que los niños sean más adultos que los padres.
El mundo ‘bajo demanda’
Lo que parece claro es que la televisión ha cambiado. SABEMOS ha consultado a algunos operadores de telefonía que ahora tienen contenidos de televisión, y aclaran que en sus plataformas hay controles parentales. Además, añaden, intentan que sean fáciles de manejar para evitar, precisamente, que los niños puedan acceder a cualquier tipo de contenido.
Por su parte, desde Netflix explican a este medio que también tienen un control muy exhaustivo sobre el asunto menores. Ellos proporcionan perfiles personalizados para que los niños solo puedan ver ese tipo de contenido. Y no solo eso. Una de las plataformas de streaming más reconocidas en el mundo asegura que tiene sistema de PIN para bloquear cualquier contenido. Además, sostienen que todo eso se hace de una forma sencilla en la configuración de la plataforma.
Leyes sin sentido
Mediaset y Atresmedia reciben multas con bastante frecuencia. Suelen infringir con asiduidad los horarios protegidos. Pero todo eso da igual. Primero porque lo van a seguir haciendo; y segundo, porque el problema -como se ha visto- son las plataformas a la carta.
La televisión ha dejado de ser lineal. Todo eso por no mencionar internet, donde estos grupos audiovisuales también emiten bajo demanda. La propia televisión, cada vez con más abonados de pago, emite de tal manera que a cualquier hora del día se puede ver lo que sea. En este punto habría que replantearse si la Ley General Audiovisual tiene algún sentido, en lo que se refiere a los horarios protegidos.